martes, 26 de enero de 2016

SE AGOTÓ EL TIEMPO-EXPRESO



Ojalá y nuestros hermanos peruanos no tengan que revivir etapas muy superadas del pasado. Al liderazgo de ese querido país le pido que sigan con atención los sucesos de la Venezuela actual, de los últimos dieciocho años y especialmente de los casi tres que Nicolás Maduro lleva como cabeza del poder ejecutivo. Un verdadero desastre que puede reproducirse en cualquiera de nuestras naciones. Por supuesto, sobre la base del dinero, del disimulo y la mentira, de la corrupción, de la demagogia convertida en regla existencial del régimen y de la subordinación de todo cuanto se hace o deja de hacer, al interés de permanecer en el gobierno como sea, a cualquier precio y sin concesiones. Todo en nombre de esa revolución que utiliza como recurso retórico lo de “socialismo del siglo XXI”.
Es difícil de explicar y, para muchos, hasta de entender, como es posible que un país con las mayores reservas de hidrocarburos del mundo, que gozaba de una economía bastante diversificada y unos elevados niveles de vida medidos en seguridad personal y familiar, vivienda, salud, educación y empleos, esté en la ruina más espantosa. Organismos internacionales muy calificados y voceros nacionales del primer orden, anuncian una inevitable crisis humanitaria a corto plazo en Venezuela. Cuesta aceptarlo, pero es una realidad a la vista.
En una votación sin precedentes, el pasado 6 de diciembre los venezolanos elegimos la nueva Asamblea Nacional. La oposición democrática alcanzo las dos terceras partes de los nuevos integrantes lo cual le da un enorme poder para fiscalizar, controlar y legislar con la idea de forzar un cambio de rumbo del gobierno en un lapso prudencial el cual, de no lograrse como pareciera ser el caso, obligaría a impulsar el cambio integral del régimen socialista a la cubana que gobierna. La Constitución Nacional señala diversas alternativas para hacerlo y la dirección del parlamento anuncia su disposición de trabajar en esa dirección. No será fácil. El régimen ya está apelando a todo tipo de maniobras al margen del Derecho y de la Constitución para sabotear al poder legislativo, pero lejos de avanzar sus propósitos van de fracaso en fracaso.
Por de pronto el anhelo nacional se concentra en exigir la renuncia de Maduro y de todo eso que llaman el alto gobierno cívico militar. Se trataría de iniciar una etapa de transición para la reconstrucción de la República con bases constituyentes muy claras. El debate está planteado. Hay que prepararse para cualquier escenario posible.
@osalpaz
Viernes, 22 de enero de 2016



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