DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
EN LA ETAPA FINAL
Nos acercamos al
desenlace del terrible drama que vive Venezuela. No me refiero al fraudulento
proceso que tendrá lugar el próximo domingo. Lo que sucederá ese día está
cantado desde hace tiempo. No debe sorprender a ningún demócrata ni dentro ni
fuera del país. Los especialistas en el disimulo, la mentira y la violencia
física e institucional características del régimen, no han captado la magnitud
de la indignación y rechazo existentes en el ciudadano común. Esto se acabará
para no repetirse nunca jamás.
En este mes de mayo se están cumpliendo setenta años de la
fundación de Israel como estado libre y soberano. Nuestro abrazo solidario a
todos los judíos del mundo. También nuestra admiración y respeto. En diciembre
se cumplirán veinte años del inicio de
la tragedia de nuestro país. Allá se construyó un estado ejemplar resistiendo
exitosamente agresiones de todo tipo. Aquí, por el contrario, en estas dos
décadas ha sido todo lo contrario. El mundo no entiende cómo ha podido
arruinarse a uno de los países más ricos y seguros del planeta, liquidar su
economía, provocar la diáspora más asombrosa del continente, mantener a
centenares de miles de compatriotas entre presos, exilados, perseguidos, acosados
y bajo amenaza. No sólo eso. Mataron al Derecho irrespetando el orden
constitucional y legal sustituyéndolo por la arbitrariedad, las corruptelas y
las desviaciones ideologizadas del alto gobierno cívico-militar. Esto no puede
ni debe continuar.
Con relación al próximo domingo soy de quienes sostienen que
no se debe participar. Jamás me incorporaré al tablero oficialista. La
comunidad internacional se ha pronunciado con absoluta claridad. No reconocerá
los resultados que tanto Maduro como la autoridad electoral vienen
preanunciando. Pareciera haber mayor claridad en sus voceros que en algunos
sectores de la vida nacional que por increíble ceguera, por oportunismo o
peligrosa complicidad serán juzgados por la historia como merecen. Las caretas
van desapareciendo, las dudas se despejan y la verdad se proyecta indetenible.
Repito lo dicho varias veces. Lo electoral es un factor importante en una
democracia, sin ser lo único y ni siquiera lo más importante. En dictadura es
la vía menos indicada para ponerle punto final.
Ha sido doloroso y traumático el proceso copeyano. No es
nuevo. Tuvo tiempo en gestación y desarrollo. En mi modesta opinión apelar al
gobierno, utilizar a este Tribunal Supremo y al Consejo Nacional Electoral
actual para desconocer a las autoridades legítimas del partido, designar una
junta ad-hoc para sustituirlas y tomar el control de las finanzas y bienes
materiales del partido y vender la gloriosa tarjeta verde de COPEI para engañar
los pocos incautos que van quedando en un apoyo insólito a una fórmula distante
a kilómetros existenciales de los principios y valores de la Democracia
Cristiana. Doloroso pero ¿Gratuito? Ya veremos.
Lunes, 14 de mayo de 2018
@osalpaz
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