DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
EXIGENCIA DE CLARIDAD Y TRANSPARENCIA
2018 llega a la mitad en medio de enormes expectativas aún
sin concretar. La inmensa mayoría de los presos políticos y militares siguen
presos y la ausencia de una verdadera e independiente administración de
justicia quizás sea la característica más deplorable del régimen actual. Los
responsables tendrán que responder por acciones y omisiones que han generado
daños irreparables a las víctimas. Algunos con más de una década sometidos a la
enorme tortura de vivir alejados de sus familiares y amigos, reducidos a
calabozos y privaciones de lo elemental. Otros, con menos tiempo, pero iguales
o peores situaciones, radicalmente contrarias al mínimo respeto que merecen sus
derechos humanos.
No me gusta hablar en primera persona sobre las
circunstancias que han rodeado mi caso. Hay otros que están mucho peor que yo,
pero siento la obligación de remover la conciencia nacional para exigir el
cambio de régimen empezando con la salida de Maduro. A estas alturas no hay
rectificación posible ni en lo político, ni en lo económico, ni en lo social ni
con relación a la defensa de la soberanía nacional. Mientras estos tipos sigan
allí no habrá solución a nada. Estamos en la etapa definitiva para poder vivir
en libertad y democracia. Pero hay que asumir el reto con decisión
irreversible.
Estas y otras consideraciones me llevaron a acompañar a María
Corina Machado en su reciente declaración de respuesta a Maduro y a las
acusaciones que desde varios frentes oficialistas le hacen. Magnicida, es decir
que trabaja para asesinar a Maduro y protagonista de una conspiración militar
en marcha. Lo hizo con la claridad y el coraje que la caracterizan. Nuestro
respeto hacia esta dirigente crece progresivamente al ver coherencia entre lo
que piensa, lo que dice y sus actuaciones concretas. No está sola. La
solidaridad aumenta a lo largo y ancho del país. Algunos pretenden
descalificarla atribuyendo a sus acciones un interés protagónico presidencial.
Mezquindad, envidia y miopía por parte de los pocos que, de esta manera,
proyectan sus frustraciones y verdaderos propósitos. Prisioneros de una
electoralitis aguda, de la conservación y ampliación de espacios de convivencia
con el régimen, han abandonado la lucha por el cambio radical que Venezuela
necesita y disparan más hacia los lados que hacia el frente donde se encuentra
el enemigo real.
Los desacuerdos son inevitables en una oposición hija
legítima del pluralismo democrático. Lo he dicho varias veces. Pueden ser hasta
útiles, en la medida en que no abandonemos la razón fundamental de esta lucha.
Lo repito como recordatorio cuando entramos lo que parece ser la etapa final de
este proceso. Me niego a ser parte de la coalición trágica de Cuba, Nicaragua,
Bolivia y de los países extra continentales que abierta o encubiertamente son
enemigos del pueblo venezolano.
Lunes, 2 de julio de 2018
@osalpaz
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