lunes, 14 de diciembre de 2015

LA LUCHA SE PROFUNDIZA - EXPRESO, Lima



La jornada electoral venezolana del pasado 6 de diciembre tiene proyecciones históricas. No exagero. Después de diecisiete años de un proceso comunistoide a la cubana, de sufrir un golpe de estado de ejecución progresiva y de asumir la dictadura para aferrarse al poder y mantener bajo control absoluto todas las ramas del estado, la nación estableció un nuevo record de participación en elecciones parlamentarias. Más del 75% de los electores votó con la sorpresa para el régimen de que cerca del 60% lo hizo por los candidatos de la unidad democrática. Las cabezas de los poderes públicos siguen aturdidas, sin entender la magnitud del mensaje, el voto castigo recibido y el anhelo de un cambio radical ya inaplazable.
La victoria opositora se alcanzó pacíficamente. Sin estridencia ni violencia. Gracias a un trabajo silencioso de los candidatos a diputados en todos los municipios y circuitos del país. Fueron capaces de montar una maquinaria nacional de control electoral que neutralizó totalmente, tanto a la represión y violencia oficial como a los peligrosos disparates de la dirección política de un gobierno que no supo leer el pensamiento del ciudadano común.
En la nueva Asamblea Nacional habrá una mayoría calificada de las dos terceras partes de la oposición democrática. Suficiente para reestablecer aspectos fundamentales contenidos en la Constitución Nacional. Entre otros las facultades de fiscalización y control sobre las demás ramas del poder público y la función legislativa prácticamente delegada en el presidente de la república por sucesivas leyes habilitantes, a mi juicio abiertamente inconstitucionales.
Aún estamos saboreando las mieles del gran triunfo obtenido. Pero, esa no es la meta. Se trata de un paso largo, muy importante, pero no suficiente para responder a las enormes expectativas de la población. Buena parte del reto será lograr un cambio radical en la orientación de la economía y las finanzas, con relación a la seguridad de las personas y de los bienes, a la garantía de la libertad de trabajo y de empresa y a la tutela de los derechos fundamentales violados a centenares de compatriotas presos, exilados o perseguidos injustamente. El drama es lograr las metas con un gobierno que hasta ahora no asoma propósito de enmienda ni voluntad de rectificación.
Ya veremos, pero lo cierto es que Venezuela está hoy mucho mejor que hace una semana.
@osalpaz
Viernes, 11 de diciembre de 2015

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