lunes, 21 de marzo de 2016

OBAMA EN CUBA



 OBAMA EN CUBA
Oswaldo Álvarez Paz
EXPRESO

Es demasiado temprano para hacer juicios definitivos sobre la visita del presidente de Estados Unidos, Barak Obama, a Cuba. Está enmarcada dentro del proceso de acercamiento y normalización de las relaciones entre los dos países iniciado hace algún tiempo. De entrada califico el encuentro como positivo, sin desconocer la permanencia de factores políticos y sociales que harán más difícil la conquista plena del objetivo buscado.
Creo que lo hecho hasta ahora ha sido útil, pero no suficiente. El problema de los derechos humanos y de las garantías ciudadanas sigue vigente. Sin embargo el ánimo pro americano del pueblo cubano está a la vista, aunque se mantiene la reserva por la falta de libertad y apertura hacia esquemas democráticos en la conducción de la isla. Esta visita pone punto final a una ausencia de más de ochenta años y abre cualquier cantidad de expectativas para el futuro inmediato.
Para el momento de escribir estas reflexiones no conocemos el contenido de los discursos que pronunciarán Obama y Raúl Castro en el inicio de la visita. El tema es importante habida cuenta del rol que juega Cuba como país anfitrión de las polémicas negociaciones de paz entre las FARC y el gobierno colombiano. También por el tutelaje que ejerce sobre el gobierno venezolano abiertamente enfrentado a Estados Unidos. Obama dio unas explosivas declaraciones hace menos de una semana planteando la necesidad de un cambio de gobierno en Venezuela. Hizo pública su aspiración a que, a corto plazo, los venezolanos podamos elegir libremente un nuevo presidente e instalar un régimen dentro de los principios y valores fundamentales de la democracia. La respuesta del alto gobierno venezolano  fue inmediata y, en mi opinión, destemplada y retadora.
En la madrugada del pasado viernes, Nicolás Maduro llegó a La Habana. No sabemos con precisión si lo hizo por iniciativa propia, llamado por Raúl Castro o por iniciativa del mismo Obama, pero ciertamente que no parece casual la coincidencia. Algo serio se está cocinando. Lo sabremos en breve. Da la impresión de que Maduro está cada día más sólo. Olvidemos la retórica circunstancial y tengamos presente que su régimen se derrumba aceleradamente. La renuncia o la destitución de Maduro, es un anhelo nacional compartido por más del ochenta por ciento de la nación venezolana. Además se profundiza una dura confrontación entre la Asamblea Nacional y las ramas ejecutiva y judicial del estado. Maduro está desbordado por unas circunstancias fuera del alcance de un régimen sin recursos económicos pero con exceso de ineficacia y corrupción. Estamos en expectativa vigilante.
@osalpaz
Sábado, 19 de marzo de 2016

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