lunes, 30 de noviembre de 2015

UNA LUCHA COMPLICADA - EXPRESO, Lima



 El mundo se hace cada día más difícil de entender. Los recientes atentados en París, antecedidos por otros de tanta o igual gravedad en diversas zonas del planeta, plantean una seria de interrogantes. No tienen que ver con la justificación política, ideológica o religiosa de los terroristas o de quienes están en la obligación de combatirlos a fondo, sino en las características e intereses de cada una de las partes. En fin, no sabemos si se trata de una verdadera guerra, la tercera guerra mundial de acuerdo a S.S. Francisco, o más bien, a una confrontación diferente a todo cuanto habíamos conocido hasta ahora.
En el centro del problema está la dictadura de Bachar El – Assad, apoyada por Rusia e Irán, pero combatida irreversiblemente por Estados Unidos, Turquía y Arabia Saudita, ahora con el apoyo de una Francia apoyante de la oposición siria que se enfrenta tanto a la dictadura como al Estado Islámico. Después de los atentados de París, Francia ha iniciado una ofensiva planetaria para organizar una gran coalición, capaz de incorporar a Moscú sin sacrificar la posición de Turquía, en conflicto desde el derribo del avión ruso.
No es ni será fácil definir objetivos claros que puedan ser compartidos por todas las partes. Sin esa definición será muy difícil diseñar estrategias y tácticas compartidas. El problema está en cómo luchar contra Assad, quien alienta una alianza con Moscú y, simultáneamente eliminar al Estado Islámico. En la discusión de estos temas hay evidentes contradicciones. Quien pareciera estar actuando con mayor claridad y pragmatismo es  el presidente Putin. Las demás potencias se mueven con cautela, de acuerdo con lo señalado.
Tanto la declaración de Naciones Unidas como  los de la OTAN, dejan un extraño sabor de ambigüedad calculada. Sin embargo, todo indica que lo que tiene que hacerse se hará. Me refiero a la eliminación definitiva del EI, aunque con ello no se resolverá definitivamente el problema. Pero se dará un golpe muy fuerte a las expectativas de los grupos terroristas islámicos, que se manejan en forma descentralizada, con suficiente autonomía operativa, y tienen focos activos en todas partes del mundo.
Mientras tanto en Latinoamérica debemos mantener los ojos bien abiertos. No dudo sobre la existencia en nuestros territorios de focos como los señalados. Incluso con la tolerancia  o complicidad pasiva de algunos gobiernos y la dirección de tentáculos del narcotráfico con su enorme capacidad financiera y política.
@osalpaz
Viernes, 27 de noviembre

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