Acaba de conmemorarse un nuevo aniversario del 5 de Julio.
Poco antes sucedió lo mismo con el 19 de abril. Dos jornadas eminentemente
civiles en las cuales nuestros próceres dejaron constancia de muchas cosas al
mismo tiempo. Entre otras, de la verdadera naturaleza y características de la
República que estaban fundando. Con las armas fueron defendidas las proclamas
de aquella verdadera revolución. Definieron la columna vertebral de las
instituciones republicanas. Desde entonces hasta 1999 el esquema básico fue
aceptado por todos. Gobiernos buenos, regulares y malos iban y venían, cumplían
o incumplían con las obligaciones impuestas por ese esquema básico. Quienes se
salieron de él, quedaron marcados para la historia del siglo XIX y, por
supuesto, también del siglo XX.
El siglo XXI se inició en nombre de una revolución socialista
a la cubana, es decir, comunista, dentro de las circunstancias que ofrece el
mundo de hoy. Pero el fracaso ha sido total. Venezuela está muy mal y camina
hacia peor en el esquema liderado por los herederos de Chávez. La nefasta dupla
Maduro-Cabello protagoniza el peor gobierno de la historia. Desde el gran José
Antonio Páez, a quien le debemos mucho de cuanto Venezuela significa, no
conocíamos de un régimen que entregara la soberanía nacional, comprometiera la
independencia del país, despilfarrara recursos naturales no renovables de gran
valor económico y estratégico y proyectara ante el mundo la idea de que, en
definitiva, pasamos a ser un “pobre país pobre”, como hemos afirmado desde hace
algún tiempo.
El pueblo es sabio. Mientras más pobre y con menos
intereses que defender, mejor intuye la
realidad que lo rodea. Distingue lo artificial de lo sustancioso, lo que sirve
y lo que no sirve para nada bueno. Ve los peligros, los vive a diario y su
lucha se reduce a la subsistencia elemental, a la defensa de la vida y
seguridad de la familia. Rechaza este régimen y anhela un cambio libertario en
el menor tiempo posible. El fraude ejecutado progresivamente que piensan
coronar el 6 de diciembre, será imposible por las buenas. No hay forma de que
puedan ganar. Y, por las malas, no se lo recomiendo ni a Maduro, ni a Cabello,
ni a los cubanos, por cierto, hartos de tanta incompetencia y corrupción
acumuladas. Esta será una nueva e importante jornada libertadora.
oalvarezpaz@gmail.com
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