jueves, 23 de julio de 2015

EXPRESO - SEMANA INTERESANTE



La visita de Su Santidad Francisco a varios países de Suramérica ocupó la mayor parte de los titulares y análisis de los comentaristas internacionales. No era para menos. Tanto en Ecuador como en Bolivia y Paraguay se viven tiempos difíciles a los cuales no es ajeno el primer Pontífice latinoamericano, quien dicho sea de paso, es un prominente jesuita. Todo dentro de lo previsto y apegado a un nuevo estilo generador de esperanzas en cuanto a la necesidad de reformas importantes dentro de la Iglesia Católica que dirige.
La sencillez del Papa, la claridad del lenguaje, el llamado a la renovación sin ruptura y el apego a los principios fundamentales lo convierten en uno de los más importantes, quizás el más importante, de los líderes del planeta. Lo hemos seguido de cerca. Invitamos a la lectura de al menos dos importantes discursos, ambos en Ecuador. Uno en Quito y el otro en Guayaquil. Contienen una clara síntesis de cuanto queremos trasmitir. Nuestra identificación es total con su mensaje.
Pero no podemos limitar estas reflexiones a la visita de Francisco. Por estos días el presidente de Perú, Ollanta Humala, al referirse a temas más terrenales e inmediatos llegó a afirmar que “si a Venezuela le va mal, le irá mal a Suramérica”. Pues bien, el señor presidente tiene que saber que Venezuela es un país en liquidación. Destruida su economía, con el aparato productivo en el suelo incluida la infraestructura petrolera, petroquímica y las industrias básicas que complementaban el desarrollo del país. No se le puede escapar que el país tiene el índice inflacionario más alto del continente y el tercero del mundo. La pobreza se multiplica y el desempleo se apodera de la nación que busca en las actividades informales un respiro para vivir. Todo esto y mucho más, palidece ante la multiplicación de las estructuras formales e informales del crimen organizado, base del narcotráfico y del terrorismo. La vida no vale nada en la Venezuela dirigida por la dupla Nicolás Maduro-Diosdado Cabello, ahora en plan belicista frente a Guyana, Surinam y hasta Colombia, con relación a viejos diferendos territoriales y vinculados a aguas marinas y submarinas. Se embarcan en una anticuada retórica guerrerista amenazadora en contra de estos vecinos, colocándolos como serviles al “imperio  norteamericano” y a los intereses de trasnacionales petroleras. El objetivo es despertar una emoción patriotera para disimular los terribles males de la nación. Entre otros, la ineficacia y alta corrupción del régimen. Sin embargo, en secreto gestionan apoyo de Estados Unidos y de la Unión Europea. Todo se sabe.
Así es que, respetado presidente Humala, Venezuela ya está mal, muy mal y camina hacia peor. Lo grave es que el proceso avanza ante la mirada silenciosa y hasta cómplice de gobiernos y grupos políticos que dicen una cosa en privado, pero miran para otro lado cuando corresponde actuar públicamente.
oalvarezpaz@gmail.com

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