Todos los venezolanos perciben que el país camina hacia peor.
Vienen tiempos cargados de dificultades que jamás presintieron. Una realidad
que hoy golpea en la cara a un pueblo exageradamente confiado y bueno, pero muy
mal dirigido desde hace bastante tiempo.
Sin embargo, hemos mirado hacia las universidades como la
mayor reserva del país. Las soluciones que se necesitan y la gente para
llevarlas adelante, o salen de las universidades o no saldrán de ninguna parte.
Si seguimos confiando en encontrarlas en los mismos sitios que hasta ahora,
pues sencillamente, ratificaremos la convicción de que allí no están.
Las universidades son objetivo primario del régimen actual.
Me refiero a las de verdad. A las universidades autónomas, nacionales y
experimentales, públicas y privadas que no se han entregado en manos del
gobierno. Por diversos caminos y utilizando instrumentos de variada naturaleza
han tratado de controlarlas, hacerlas inviables, provocar graves disturbios
internos para justificar la intervención que procuran. Hasta ahora no han
tenido éxitos mayores, pero han provocado graves desajustes que las ponen en
peligro.
Para el régimen ha sido traumático sentir el rechazo de la
comunidad universitaria en elecciones de autoridades, de estudiantes y hasta
con relación a la representación de obreros y empleados. Sus iniciativas y
políticas han sido incompatibles con la autonomía y el orgullo universitario.
Han utilizado, caprichosa y arbitrariamente, tanto la administración de
justicia como lineamientos específicos del gobierno, para interferir la
autonomía y crear condiciones electorales internas que sirvan a sus propósitos.
Entre otras cosas referimos la suspensión permanente de los procesos electorales
internos tratando de ganar tiempo y disminuir la magnitud del rechazo. Han
fracasado, pero el peligro es cada día más grave.
Las absurdas decisiones relativas a la política de admisiones
de los aspirantes a ingresar dictadas por la OPSU, son inaceptables por
contrarias a la autonomía y a la racionalidad que debe guiar estos procesos. Mi
solidaridad total con todas las universidades objeto de estos comentarios. En
especial, con la Universidad del Zulia, a la cual le debo mucho de cuanto he
podido ser en la vida. Está en un momento difícil. Nos necesita a todos.
oalvarezpaz@gmail.com
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