jueves, 9 de julio de 2015

EXPRESO - TERRORISMO A LA ORDEN



El fin de semana resultó trágico en tres continentes. Acciones terroristas causaron la muerte de decenas de inocentes por razones que van desde lo ideológico hasta lo religioso, pasando por lo estrictamente político. El mundo entero está bajo amenaza. El terrorismo se expresa de diversas maneras, una de ellas es su vinculación con las acciones del narcotráfico internacional. Actúa también, descarada e impunemente, en unos cuantos países de este vecindario americano. Los diagnósticos están hechos y no debemos agotarnos en repeticiones inútiles, sin ir a la raíz misma del problema. Ninguno está libre de ser víctima o asiento de estas estructuras criminales.
Pero el debate y las acciones sobre este peligro inminente, debe hacerse con absoluta transparencia. Jamás funcionarán sobre la base de la hipocresía o el cálculo politiquero circunstancial. No se trata de enfrentar a una ideología concreta o a un partido o movimiento que se declare terrorista. Nuestra referencia es a un instrumento criminal utilizado por algunos Estados tenidos por respetables o no y organizaciones delictivas de signo variado como las referidas a las mafias o al mismo narcotráfico.
Tenemos que declarar la guerra al terrorismo sin agotarnos en las palabras. Para nosotros es una obligación generacional y existencial asumirla. Actúa no como consecuencia de nuestras políticas concretas, sino por nuestra existencia como seres humanos libres. Está claro que cualquier signo de debilidad impulsa a la violencia terrorista, invita a mayor violencia. Necesitamos que nuestros gobiernos y los líderes fundamentales de las organizaciones de la sociedad civil se decidan a proteger a nuestros pueblos con acciones rápidas, bien pensadas y ejecutadas con firmeza y decisión. Lograr acuerdos operativos entre las naciones ayudará a prevenir, enfrentar y derrotar definitivamente el peligro común.
El peligro existe. Se suma a otros factores condicionantes generadores de miedo y temores con relación al presente pero condicionante del futuro inmediato. Es un hecho la creciente incertidumbre en nuestras poblaciones. Internamente no hay guerras formalmente declaradas, pero no existe la serenidad necesaria para que la vida de las personas, de las familias y de las empresas transcurra normalmente. Cierto que unos países están mejor que otros, sin embargo el peligro existe para todos.
A nuestros líderes, en los gobiernos o en las oposiciones, es conveniente recordarles que no hay secretos eternos. Más temprano que tarde, todo se sabe y las responsabilidades, por acciones u omisiones, también son establecidas.
oalvarezpaz@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario