Ser radical es ir a la raíz de
los problemas. Sin descuidar las consecuencias hay que ir a las causas. Se
necesita de conocimiento, convicción y coraje para emprender las tareas que
reclama la necesidad de un cambio radical y urgente. Partimos de un principio
respaldado por la historia universal. Los países, como sus habitantes, nunca
tocan fondo. Siempre pueden estar un poco peor. Se toca fondo cuando las cosas
que se hacen mal empiezan a hacerse correctamente. Entonces el cambio se va
haciendo realidad progresivamente.
En Venezuela no hay solución
posible mientras el actual régimen se mantenga. Probadamente incompetente,
corrompido y corruptor desconoce todo el ordenamiento jurídico y con ello, condena
a la nación a una desesperante indefensión frente a los grandes males que la
azotan. Hoy no sólo está reducido el espacio para el ejercicio de la libertad.
Está en peligro la existencia misma de las personas naturales y jurídicas. A
nuestros compatriotas les diremos, una vez más, que si quieren conservar lo
mucho o poco que tienen, la vida, la libertad, el derecho a trabajar en paz, la
seguridad de la familia, tienen que despertar y rebelarse definitivamente. Sé
que la indignación supera al miedo, al justificado temor frente a la represión
de la dictadura, pero hay que superar la comodidad y molicie de muchos que
estarían obligados a encabezar la rebelión democrática. Muchos vacilantes
recelosos esperan de los otros, confiando en que otros resuelvan. Olvidan que
esta tarea es de todos los que estamos en la misma escala de valores y
principios en que fuimos formados.
Los escándalos recientes
relacionados al narcotráfico nacional e internacional, a la corrupción enorme
detectada en la FIFA
y afiliados en varios continentes, ofrecen justificación más que suficiente
para actuar. Se suman al drama de la inseguridad, alto costo de la vida,
escasez y deterioro de la planta física de un país en ruinas. Estoy convencido.
Es la hora. Para liquidar este régimen no es necesaria mucha gente, ni excesos
de valor. Pero la acción debe encabezarla gente digna y justa que, por el solo
hecho de estar, le de trascendencia irreversible a la acción.
oalvarezpaz@gmail.com Lunes, 1° de junio de 2015
DESDE EL PUENTE
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