martes, 1 de septiembre de 2015

FRONTERA CALIENTE Y PARLANTE-EXPRESO




Estos días han sido tristes, muy tristes, pero también muy significativos con relación a la verdadera naturaleza del régimen que gobierna en Venezuela. El alto mando “cívico-militar” que maneja a su antojo, al margen de la Constitución, de las leyes y del sentido común, los asuntos de la República acaba de cometer uno de los más graves errores de la historia nacional. El tan mentado “bolivarianismo” de la revolución fue lanzado al cesto de la basura, lleno de muchos disparates perversos-
Colombia y Venezuela tienen la misma tradición. Estamos unidos por el idioma, la religión, las costumbres, los Libertadores comunes y por millones de compatriotas de uno y otro país con familiares, amigos y actividades productivas en ambos lados de la frontera. Hace algunos años, un expresidente de Venezuela dijo al llegar a Colombia una frase que nunca he olvidado: “He venido de Caracas a Bogotá sin salir de la patria de Bolívar”. Pudiera emborronar muchas cuartillas para explicar lo que se siente, pero creo que es innecesario. Tenemos cultura y economías complementarias que suplen las necesidades de uno u otro lado de la frontera, de acuerdo a las necesidades circunstanciales de cada parte. Siempre circunstanciales y transitorias. Todo cuanto sucede en uno de los países repercute en el otro. Así ha sido y sigue siendo.
La ignorancia ideologizada de los gobernantes nos colocó al borde de un conflicto mayor con Guyana. La torpeza, tanto de declaraciones como de acciones concretas, aisló al país sufriendo el rechazo de la mayoría interior y de casi todos los organismos internacionales viejos y nuevos. En el afán de levantar ánimos patrioteros ahora apuntaron a Colombia. Gravísimo y fatal error a menos de 150 días de las elecciones parlamentarias.
Soy un hombre nacido, formado y desarrollado en la frontera. Desde Maracaibo y la Guajira adquirimos conciencia plena de nuestra hermandad con los colombianos. Las amistades de niños se convirtieron con los años en sólidas alianzas espirituales más allá de lo político y lo económico.
Cerrar la frontera en la zona numéricamente más importante, deportar a millares de personas, dividir familias, militarizar absurdamente, demoler sus viviendas, marcarlos como ganado al mejor estilo nazi, nacional-socialista- golpes, torturas a la vista para sembrar miedo y terror, todo ello y mucho más es imperdonable. Pasarán a la historia como lo que son. Cretinos, bestias cegados por el dinero y el poder a quienes se les agota el tiempo.
Más de cinco millones de colombianos viven en Venezuela. Tres de ellos entre los estados Táchira y Zulia, bastiones fundamentales de la oposición. La hora de la justicia se acerca. Nada ni nadie podrán detener la fuerza del cambio que se avecina.
Sábado, 29 de agosto de 2015
@osalpaz

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