DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
HONRADEZ INTEGRAL
Venezuela necesita
líderes de probada honradez en todos los aspectos. No robar ni estafar, no caer
en peculado de cualquier característica, no mentir ni engañar
independientemente del propósito de las acciones, no son suficientes para
acreditar la honestidad que la hora reclama. Lo importante es que los
dirigentes, tanto del régimen como de la oposición, de los sectores económicos,
sociales y hasta religiosos, hablen de acuerdo a lo que de verdad piensan y
actúen en consecuencia con lo que dicen. Por supuesto que todo es importante,
pero estas consideraciones son fundamentales.
Se trata de llevar una vida ejemplar que pedagógicamente
sirva de ejemplo para la formación de las nuevas generaciones de compatriotas.
Ya basta del disimulo y la mentira que caracterizan las conductas de demasiados
dirigentes. Esta es la razón más importante del deplorable estado en que se
encuentra la nación. La tendencia hay que revertirla hacia lo positivo sin más
pérdida de tiempo.
Lo indispensable es tener claro el objetivo de cada una de
las luchas que se están librando. Unificar todo lo posible para alcanzarlo y
descartar, al menos por ahora, lo que
perjudique. Lo primero y principal es liquidar al régimen lo cual pasa por la
liquidación del gobierno y, por supuesto, la salida de Maduro de la posición
que ocupa. Estoy convencido de que para lograrlo no son necesarios muchos
protagonistas de primera línea. Tampoco excesos de valor. Pero las acciones
deben encabezarlas personas justas y honradas que por el sólo hecho de estar,
le den trascendencia y seriedad a la acción.
Es hora de definiciones irreversible. Tenemos una comunidad
internacional esperando por nosotros. Las contradicciones internas, en todos
los frentes, son como baldes de agua fría que le estamos lanzando con demasiada
frecuencia. No olvidemos que la “imparcialidad” es, con frecuencia, el disfraz
tramposo de los oportunistas.
Más de una vez hemos dicho, hoy lo repito, que este pueblo
pacífico y cívico tiene que ejercer su derecho a la legítima defensa. Nadie
podrá censurarlo por apelar a cuanto instrumento esté disponible para tal fin.
El proceso de destrucción nacional, de disolución de la República, tenemos que
detenerlo antes que sea demasiado tarde y no es precisamente tiempo lo que nos
sobra.
El régimen profundizará en cuanto al uso de la violencia
física e institucional para mantenerse. Sin Estado de Derecho ni Constitución,
la confrontación irá adquiriendo características dramáticas que debemos asumir.
Es criminal e irresponsable quien promueve una guerra que se puede evitar, pero
tanto o peor es la conducta de quienes se abstienen de asumirla cuando es
inevitable. Tal es el caso de la Venezuela actual. El cáncer que la liquida
destruyendo órganos vitales, tiene que ser extirpado de manera resuelta y
definitiva.
Lunes, 30 de julio de 2018
@osalpaz