lunes, 29 de febrero de 2016

POPULISMO Y GASTO SOCIAL



POPULISMO Y GASTO SOCIAL
Oswaldo Álvarez Paz
EXPRESO, Lima

Uno de los problemas más serios que confrontan nuestros países se refiere al gasto público indiscriminado. Lo utilizan como instrumento político para ganar adeptos, tranquilizar a la población o simplemente proyectar la imagen de benefactores. Lamentablemente cuando las intenciones no son claras, ese gasto se convierte en simple instrumento demagógico. Convierte a la gente en mendigos que olvidan sus deberes fundamentales de producir, de generar ingresos como producto del trabajo en cantidad suficiente para mantener la familia y cubrir las necesidades básicas.
La única razón que podría justificar el desenfrenado populismo, es decir, el gasto social como instrumento exclusivo de ayuda, es la de lograr que desaparezcan las causas que lo originan. Siempre debe ser transitorio. Debe ir acompañado de políticas de educación para el trabajo y la inversión destinada a generar trabajo que abra oportunidades para que la gente pueda desarrollar habilidades concretas.
Es penoso lo de regímenes socialistas o comunistoides. Desarrollan políticas que lejos de generar riquezas al alcance de todos, convierte a los pueblos que gobiernan en pobres absolutos y todos pasan a depender de estado benefactor, dueño del poder y de los muchos o pocos recursos que maneja. Lo hacen progresivamente. Con pobres sin trabajo y hasta con ricos empresarios mediante controles, impuestos y absurdas limitaciones a la libre competencia para que todo dependa del capricho o de los intereses oficiales. De esta manera, de manera progresiva, se ahoga la libertad y se acelera el paso de la democracia hacia dictaduras de nuevo cuño. Lo que siempre sucede, además del control total del poder y del dinero es que se emborrachan pronto y la ineficacia se presenta en actividades fundamentales y la corrupción aparece de inmediato, convirtiendo a muchos gobernantes en corrompidos corruptores de la sociedad de mendigos que han ido creando.
Podríamos ampliar el desarrollo de este tema con innumerables ejemplos. El caso Venezuela está a la vista de todos. Sin embargo, llega un momento de reacción general indetenible para ponerle punto final a ese populismo sin sentido que la ha convertido en la nación más pobre de esta parte del mundo. Todos los índices son negativos y las tendencias apuntan hacia peor. La reacción general es tan intensa que el régimen luce desconcertado después de diecisiete años haciendo lo que le da gana con los enormes ingresos petroleros que, finalmente, llegaron a su final, al menos por ahora.
Más allá de la política es tiempo de una amplia pedagogía. Tanto en los altos niveles de la política como con relación a la ciudadanía: Las universidades están llamadas a cumplir un papel fundamental en esta tarea que no admite demoras, ni en Venezuela ni en las naciones amenazadas con sufrir males similares.
oalvarezpaz  gmail.com
Sábado, 27 de febrero 2016

TÁCHIRA, VANGUARDIA DEL CAMBIO



 DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz

TÁCHIRA, VANGUARDIA DEL CAMBIO
Tenía algo más de un año sin ir a San Cristóbal. Ni siquiera pude presenciar alguna de las corridas tradicionales de San Sebastián. Finalmente estuve cuatro días de la semana pasada por esa querida tierra, llena de historia de todos los tiempos y colores. Visitando viejos y nuevos amigos, conversando a fondo sobre la situación nacional y, por supuesto, sobre los delicados problemas que el Estado atraviesa, agravados por el enorme disparate de cerrar y mantener cerrada la frontera con Colombia. Una verdadera tragedia utilizada como coartada para evadir la responsabilidad oficial por la falta de todo, desde alimentos hasta medicinas pasando por la enorme inseguridad que se siente. También, como consecuencia no buscada, para dejar al descubierto las verdaderas y definitivas responsabilidades por el contrabando mayor, el de la gasolina y el tráfico impune de sustancias ilegales prohibidas por las leyes de ambos países. Todo en las narices de los uniformados que tienen la responsabilidad básica en todo cuanto sucede en el territorio bajo su control directo. No escapa a estas responsabilidades el también uniformadlo gobernador Vielma Mora, cuya aceptación está en caída libre.
El régimen debería abrir plenamente las fronteras, especialmente de Táchira y Zulia, sin olvidar a Apure. Lo de la gasolina y las drogas quedaría bajo competencia de las fuerzas armadas, pero lo otro, me niego a calificarlo como contrabando delictual. Se trata de un comercio informal que existe desde tiempos inmemoriales. Ha sido factor importante en las relaciones entre ambos países. Centenares de negocios que generan bienes, servicios y trabajo alimentan la vida de uno y otro lado fronterizo. No le hace daño a nadie y beneficia a millares de compatriotas de allá y de acá.
Hablo de compatriotas porque me considero un verdadero bolivariano y no un farsante como los que publicitariamente se proclaman como tales. Entiendo perfectamente las razones que desde ambas parte liquidaron el sueño de Bolívar con relación a Colombia, pero nunca he dejado de pensar que somos una misma nación aunque contenida en dos repúblicas diferentes.
Lejos de alentar las distancias y acentuar las diferencias, Venezuela y Colombia deberíamos trabajar con seriedad en un tratado de libre comercio. Podríamos empezar con una amplia zona franca en las zonas más activas de la frontera común. Podríamos trabajar hasta en función de una futura unidad monetaria y juntos enfrentar los problemas que padecemos. Somos complementarios en todo. Pero debemos enterrar viejos y nuevos prejuicios y, sobre todo, la hipocresía infinita de un gobierno al que le espera el basurero de la historia.
@osalpaz
Lunes, 29 de febrero de 2016

martes, 23 de febrero de 2016

LIBERACIÓN NACIONAL



                                                   DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz

LIBERACIÓN NACIONAL
La tarea que se cumple en Venezuela es de liberación. La libertad recupera su ancho sentido y se convierte en la palabra mágica para enrolar en la lucha a esta nación harta, dispuesta a darlo todo en el empeño de poner punto final a la tiranía. Con el carnaval acabaron de caer las pocas caretas existentes. No hay disimulo posible, ni creíble. Es una batalla definitiva de la democracia contra la dictadura, de la honradez integral frente a los corrompidos corruptores que usan y abusan del poder. Se trata de una vuelta a los principios fundamentales que nos alimentaron en la política desde muy temprana edad.
Hoy el mundo comprende mucho mejor que ayer la naturaleza de la lucha que estamos librando. Por eso la solidaridad internacional crece en todos los rincones del planeta. La semana pasada tuvimos la importante visita de dos calificados Premios Nobel de la Paz. Lech Walesa, expresidente de Polonia y Oscar Arias, expresidente de Costa Rica, acompañados de Nontombi Naomi Tutu, cuyo padre también lo fue. La reunión especial de la Asamblea Nacional para recibirlos y escuchar el mensaje, fue una clara demostración de cuanto estamos diciendo.
Llegamos al final de un ciclo. El más negro y sucio de nuestra historia. El país pide en todos los tonos y sectores, el cambio de régimen en el menor tiempo posible. Si Maduro y el alto gobierno tuvieran una mínima dosis de decencia y amor por Venezuela, estarían facilitando las cosas. El cambio es inevitable. Tratamos de evitar la violencia y aspiramos al menor trauma posible para un pueblo que ha sufrido bastante. Pero el nivel de violencia, la intensidad de la confrontación está condicionada por el régimen, de manera protagónica. No depende de la oposición.
Vemos con satisfacción como Estados Unidos, la Unión Europea y otras realidades concretas de América y el mundo, ya califican como corresponde a la tiranía existente en Venezuela.
Uno de los problemas mayores no es la violación al Estado de Derecho, sino su inexistencia y la falta de políticas para incentivar la vida útil y productiva de las personas naturales y jurídicas. La indiferencia o la “imparcialidad” en este momento, son formas cómodas de complicidad absolutamente inaceptables.
No debemos hacernos ecos de rumores sobre lo que es o será la actuación de las fuerzas armadas. Tengo la seguridad que de cumplirán con el deber supremo de sostener y defender la democracia, a pesar de algunas manchas que podamos señalar, igual que en el mundo civil.
@osalpaz
Lunes, 22 de febrero de 2016

RECONOCIMIENTOS OBLIGANTES



 RECONOCIMIENTOS OBLIGANTES
Oswaldo Álvarez Paz
EL NACIONAL

Como el cumplimiento de una grata obligación personal, debo agradecer el artículo escrito por Elías Pino Iturrieta en su columna semanal de este diario. Hace una acertada síntesis de la situación judicial que estoy sufriendo desde hace casi seis años. Los cumpliré en marzo próximo. Desde entonces y luego de sufrir una relativamente corta prisión en El Helicoide, tengo prohibición de salida del país, sin autorización del Tribunal. La sentencia definitiva fue de dos años, pero ya perdí la memoria del tiempo. No me gusta echármela de mártir, ni exagerar políticamente mi caso. Hay muchos otros en situación peor. Mi solidaridad esencial es con ellos y sus familias. Gracias Elías, provocaste un renacimiento de solidaridad en mucha gente que, en el fondo, me hacía falta.
Ahora bien, lo insólito es la actuación del Juez 12 de Ejecución, doctor Régulo Aponte Madrid, quien desde hace varios años tiene en sus manos la obligación de cumplir la sentencia dictada por otro de estos jueces de ahora, Alberto Rossi Palencia, Juez 21 de Juicio. No hay forma de que el mencionado Juez de Ejecución declare la declinación de la pena. Es decir, su cumplimiento y en consecuencia proclame la libertad total de mi persona. No he podido votar en los dos últimos procesos electorales. Tampoco se me permite renovar el vencido pasaporte, con el argumento de las oficinas correspondientes, de que tengo suspendidos mis derechos civiles y políticos y serios problemas migratorios. A estas alturas no hay explicación jurídica que  de soporte a estas aberraciones. El Juez de Ejecución luce temeroso de su estabilidad si cumple con su deber. Todo lo solicitado ha sido hecho, pero luego se desdice de sí mismo y no actúa.
Pero cambiemos de tema. Lo hago para sumar mis emocionadas felicitaciones a ese gran venezolano que es Juan Vicente Torrealba. Cumplió 99 años de edad la semana pasada. Originario de Camaguán, Estado Guárico, donde también nació mi padre, tiene ya obra cumplida para con Venezuela que lo hace uno de los héroes civiles de nuestra patria. En nuestra casa de Maracaibo era una religión escuchar permanentemente a Los Torrealberos en un viejo tocadiscos colocado bajo una pintura de Camaguán y ribetes de otra correspondiente a San Fernando, capital del Estado Apure. Allí escuchábamos atentos las anécdotas de papá y aprendimos a admirar tanto al autor y arpista, como a uno de sus mejores intérpretes, el maracucho Mario Suárez.
El tiempo pasa y la vida pasa con él, pero hay recuerdos que lejos de borrarse, se afirman en el alma para siempre.
@osalpaz
Domingo, 21 de febrero de 2016

SE ACERCA EL FINAL



 SE ACERCA EL FINAL
Oswaldo Álvarez Paz
EXPRESO, Lima

La solidaridad internacional está siendo fundamental para la liberación de Venezuela. La dictadura inicia el año dieciocho de su régimen con un saldo deplorable en todos los aspectos de la vida nacional. Difícil de explicar y tanto o más difícil de creer, la existencia de una hambruna nunca vista a lo largo de toda la historia del país. No se consigue nada porqué el aparato productivo del país fue calculadamente destrozado y se acabó el dinero que ingresaba al estado por concepto de las exportaciones petroleras. No hay con qué importar los alimentos básicos, además, el gobierno debe miles de millones de dólares a quienes habían surtido con sus envíos al comercio local. No tiene dinero para pagar lo que debe. Negocios quebrados, estantes vacíos, colas inmensas de gente desesperada para conseguir desde papel sanitario hasta alimentos mínimos para mantener la familia. Desesperación y violencia son una realidad en la capital y en el interior de la república.
Adicionalmente la vida perdió su valor. Están registradas 27.850 muertes violentas en el año que terminó en diciembre. No incluye heridos e incapacitados. Tampoco la insuficiencia hospitalaria y de salud con una infraestructura destartalada y en ruinas y sin recursos básicos para atender emergencias y enfermedades graves.
Lo que sobra es la ineficacia y la corrupción de funcionarios públicos y algunos particulares enchufados al régimen. Corrompidos y corruptores son la misma cosa. Se confunden. Pero también crece la indignación general de una población harta, fatigada y resuelta a ponerle punto final a la tragedia que vive.
La solidaridad internacional se multiplica. La semana pasada tuvimos la visita de cuatro premios Nobel y de unos cuantos dirigentes políticos y empresariales de todas partes del mundo. Se exige la renuncia de Nicolás Maduro como primer gran paso para un gobierno de transición que facilite el empeño de la nueva Asamblea Nacional en la reconstrucción institucional del país. Se trata de la refundación de la república sobre bases reales de libertad y democracia, separación y equilibrio de las distintas ramas del poder público, revaloración de la propiedad y combatir flagelos como el narcotráfico con todo.
Los objetivos, apenas enunciados, pueden alcanzarse en relativo corto plazo. Lo haremos. Ojalá y pueda hacerse por la buenas. De no ser así habrá que emplearse a fondo sin contemplaciones.
Venezuela merece un destino mejor. Es hora de alcanzarlo. Gratitud eterna para quienes se han convertido en aliados de esta lucha libertadora que está próxima a terminar.
@osalpaz
Sábado, 20 de febrero de 2016