lunes, 27 de febrero de 2017

TRISTEZA Y DESPRECIO-Desde el puente



   DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz

TRISTEZA Y DESPRECIO
Siento mucha tristeza por este país que tantas oportunidades le dio a mi generación para desarrollarse plenamente. No ha sido la única. En  nuestra historia encontramos ejemplos similares, aunque casi siempre prematuramente frustradas. Simultáneamente me asalta una sensación creciente de desprecio por estos tiempos, por el régimen que conduce a la nación y por el baboso rostro de la mediocridad de sus jefes y de unos cuantos personajes ubicados, supuestamente, en el bando democrático.
Es una redundancia inútil continuar describiendo la situación actual. Los lectores la conocen. La sufren mucho más que cualquiera de los escribidores. Los males de Venezuela están sobre diagnosticados y la gente, el ciudadano común, solamente espera las líneas concretas de acción para ponerle punto final a lo existente e iniciar el duro camino de la reconstrucción nacional.
Sin embargo, mientras se mantenga la confusión entre elecciones y democracia todo será más difícil. Los procesos electorales son instrumento importante de la democracia, pero no el único. Ni siquiera el más importante. Pierden sentido cuando se vive en una dictadura tiránica orientada bajo las normas de un socialismo comunistoide a la cubana que la mayoría rechaza. Pero los regímenes tiránicos han sido y serán siempre así. Esto no se podrá cambiar con simples palabras. Hay que pasar a la acción que trascienda los simples discursos dentro o fuera del parlamento.
Para liquidar  este régimen no son necesarios muchos hombres. Tampoco excesos de valor ni desplantes innecesarios. La acción tiene que estar encabezada por un puñado de personas justas, de esas que por el sólo hecho de estar le pueden dar trascendencia y seriedad a la acción. Hasta ahora tenemos varios temas pendientes con relación al ejercicio de la política práctica, al funcionamiento de los partidos nuevos y viejos y a los fines mismos de la democracia. Asuntos como la relación entre estado, mercado e iniciativa individual y privada en la economía, el valor de una Constitución y el Derecho como instrumento para regular las relaciones de las personas entre sí y el desenvolvimiento de ellas en la sociedad, están pendientes de análisis y decisiones de compromiso universal.
La unidad es indispensable, pero sobre la base de principios y valores compartidos. Como diría mi buen amigo Luis Betancourt, no puede confundirse con complicidad. Pretender que en nombre de la unidad opositora se toleren conductas reprochables y errores graves de conducción, sería hacernos cómplices de “un viaje hacia ninguna parte”.
Es la hora de renunciar a los frutos personales. Pensar demasiado en el YO debilita el coraje en el cumplimiento del deber. La renuncia a ese YO es más difícil que renunciar a las riquezas o al placer, pero es condición primaria para todos. Abajo todas las caretas en este carnaval.
Lunes, 27 de febrero de 2017
@osalpaz

miércoles, 22 de febrero de 2017

NO HAY SECRETOS ETERNOS



 NO HAY SECRETOS ETERNOS
Oswaldo Álvarez Paz
EL NACIONAL

Es poco lo que podemos agregar a lo que ya Venezuela y el mundo conocen. Las múltiples informaciones, reales o especulativas, que durante largos años se han hecho sobre la presencia en Venezuela del narcotráfico internacional y con relación adicional a vínculos con expresas actividades del terrorismo se confirman progresivamente. Se ratifica de esta manera la convicción de que no hay secretos eternos. La justicia es como el trapiche de Dios, tardía pero segura.
La Audiencia Nacional de España, máxima expresión de la justicia de ese país, y el juez Eloy Velasco como uno de los titulares de la misma, deben haber visto reconfirmadas sus investigaciones sobre estos temas y otros, entre ellos la vinculación de la ETA con las FARC y figuras del alto mundo civil y militar de Venezuela. Había pedido colaboración al para entonces presidente Chávez. No la lograron. Antes por el contrario, a quienes nos atrevimos a opinar que esa ayuda debía darse inmediatamente al ser solicitada para “despejar las dudas que en el mundo existen sobre la posible veracidad de lo investigado, dudas que yo mismo tengo igual que muchos venezolanos”, nos cayó encima todo el peso de la represión y de la violencia institucional. Era el mes de marzo de 2010. Como consecuencia de aquello fui enjuiciado y condenado. Estuve dos meses preso en el Helicoide. Fui sentenciado a dos años de prisión pero cumpliendo la pena en libertad con prohibición de salir del país sin autorización del Tribunal. En el juicio se retiraron unos y se cayeron otros de los supuestos delitos cometidos como el de conspiración, asociación para delinquir o instigación al odio. El fundamento de la sentencia era “difusión de información falsa”. Que dirán ahora con todos los elementos adicionales que la justicia estadounidense está aportando sobre el tema. Sin embargo, estoy por cumplir siete años sin salir del país, sin pasaporte y, según informa el Consejo Nacional Electoral, con mis derechos políticos suspendidos. Esto último no está en la sentencia, sin embargo, no he podido votar en las dos últimas elecciones ya que fui borrado del registro y, según el CNE, mi Cédula de Identidad está bajo observación. No me gusta especular con la situación personal. Otros está mucho peor, han sufrido más y no quiero desviar la atención de la lucha que todos libramos por el centenar de presos políticos existente, entre los cuales están mis admirados amigos Antonio Ledezma y Leopoldo López. Pero creo que este desahogo es válido.
La lucha es por la libertad, la democracia y la dignidad. La unión que se reclama es para luchar por estos principios comunes. Son elementales pero suficientes para unificar a esta nación y devolverle la alegría. Concretar la esperanza es el reto que tenemos.
Domingo, 19 de febrero de 2017
@osalpaz

lunes, 20 de febrero de 2017

LO PEOR QUE PUEDE PASAR-Desde el puente



 DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz

LO PEOR QUE PUEDE PASAR
Hay una tensión creciente en el alma de todos los venezolanos. La incertidumbre sobre el presente y el futuro inmediato ofrece condiciones para que crezca la incertidumbre, o lo que es peor, una especie de resignación pesimista por la impotencia que se siente en algunos sectores. A todos, a unos y otros, les digo que lo peor que puede pasar es que no pase nada. Esto también es una posibilidad que alargaría indefinidamente la situación actual. Sucedería si quienes tenemos alguna responsabilidad en la conducción de cualquier sector de la vida nacional nos cruzamos de brazos y lejos de dar el ejemplo que la hora reclama, nos agotamos en reclamos exclusivamente electoralistas que tendrán su hora, pero que nos aleja del cambio radical urgente que la nación reclama.
No me cansaré de repetir que lo electoral es instrumento fundamental de la democracia. Pero no es el único. Ni siquiera el más importante. Esto es válido cuando ruedan por tierra principios y valores que le dan sentido a este país pues son su verdadera razón de ser. La lucha por la libertad y la democracia, por la libertad inmediata de todos los presos políticos teniendo como especial la de dos de mis admirados amigos como Leopoldo López y Antonio Ledezma sin excluir a ninguno, tiene que ser suficiente para concretar la unidad de todos cuantos luchamos por el cambio radical que Venezuela necesita.
Venezuela está hecha pedazos. El mundo entero está asombrado con la situación a la que hemos llegado. No hay nada que pueda explicar y mucho menos justificar, el fracaso del actual régimen cívico-militar. Además de lo interno, nos aísla cada vez más. Desde hace unos diez años no hay relaciones con Israel, ni se regularizan con Estados Unidos donde quedaron a la deriva infinidad de venezolanos por el cierre de consulados como el de Miami. Vale la pena recordar que en 2005 Chávez expulsó a la DEA de Venezuela, retiró a la misión militar de ese país que funcionaba en Fuerte Tiuna y prohibió el sobre vuelo de aviones de reconocimiento contra el tráfico ilegal de drogas en nuestro territorio. El régimen ataca grosera e injustamente al Presidente español Mariano Rajoy y a todos cuantos expresan su preocupación por lo del narcotráfico, el terrorismo y la prisión de infinidad de presos políticos exigiendo su inmediata libertad.
Se acabó. No podemos continuar como pasivos espectadores o comentaristas circunstanciales de lo que acontece. Llegó la hora de la unidad y del desprendimiento. Venezuela nos necesita a todos. Los intereses y ambiciones personales o de grupo hay que dejarlos de lado. Diferirlos, al menos por ahora, en nombre de la lucha superior que tenemos la obligación de librar.
Lunes, 20 de febrero de 2017
@osalpaz

lunes, 13 de febrero de 2017

CÉDULA DE IDENTIDAD A LA BASURA-Desde el puente



 DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz

CÉDULA DE IDENTIDAD A LA BASURA

El tiempo transcurre en medio de una mezcla siniestra de inseguridad, incertidumbre, angustia y rabia. Todas las noticias que recibimos tienen ingredientes que alimentan los factores señalados. Tanto las originadas en hechos concretos que algunos medios independientes trasmiten como las comentadas o inventadas por los voceros de la dictadura. Todas dejan poco espacio para la esperanza en un futuro mejor a corto plazo. Esto incluye lo que declaran dirigentes políticos de todo calibre. Muchos de ellos, hablan y hablan en vez de invertir su tiempo en hacer, en trabajar para concretar el cambio que Venezuela necesita.
El tema del narcotráfico sigue envuelto en una capa de complicidad que ni el alto mando gubernamental ni la oposición medianamente organizada se atreven a profundizar. Para el mundo entero es un hecho, pero aquí se prefiere ignorar el tema o mirar hacia otro lado. Lo mismo sucede con lo del terrorismo y el reciente escándalo de los pasaportes destapado por la cadena estadounidense CCC-Español. ¿Es verdad o es mentira lo señalado? De una u otra forma, personalmente creo en la primera, el régimen tiene la obligación de hablar, de explicar el protagonismo cierto o falso del vicepresidente y exministro de relaciones interiores y exgobernador de Aragua. Esta el caso de la constructora brasilera Odebrecht. Para los investigadores de Brasil y Estados Unidos, venezolanos están en lista de sobornos y tráfico de influencias más grandes de América Latina. Aquí no se sabe nada. Lo más grave es que el tema no pareciera estar en la agenda ni siquiera de los declarantes opositores de oficio.
En fin, pudiéramos continuar emborronando cuartillas con temas que van de lo general a lo particular. Pero repito, todo está a la vista y sobre diagnosticado. Sin embargo no puedo dejar de referirme al llamado Carnet de la patria, auténtica cartilla de racionamiento e instrumento para incrementar el terror en la gente. Se trata de otra forma de violencia institucional, de represión inaceptable. Se le impone a la gente para chantajearla a cambio de respaldo político y tratar de neutralizar el creciente rechazo que el régimen tiene.
La pregunta que nos hacemos es para que sirve entonces la Cédula de identidad y cual pasa a ser su valor real. Con ella no se podrá tener acceso a los bienes y servicios que el estado está en la obligación de poner al alcance de todos los ciudadanos sin exclusiones de ningún tipo. Esta es de las decisiones más graves tomadas por la dictadura, o tiranía como algunos prefieren calificar al régimen. Es inaceptable. La resistencia tiene que producirse de inmediato.
Lunes, 13 de febrero de 2017
@osalpaz
















lunes, 6 de febrero de 2017

DEL 23E-58 AL 4F-92 - Desde el puente



 DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz

DEL 23E-58 AL 4F-92
Estos días han sido buenos para refrescar la memoria histórica contemporánea. Las nuevas generaciones de compatriotas conocen poco sobre lo sucedido en las dos fechas. Me refiero a las causas que concretaron los sucesos y por supuesto, a las consecuencias de los mismos.
El 23 de enero de 1958 puso punto final a una dictadura ya enjuiciada por historiadores y políticos. A una etapa dura, terrible, muy común en aquellos tiempos latinoamericanos. Fue el inicio de cuarenta años de convivencia civilizada, con altas y bajas como sucedía con el gobierno derrocado, pero con respeto a los principios fundamentales de la vida en libertad y democracia. Es decir, en nuestra opinión, fuimos de lo malo a lo bueno.
Sin embargo, la falta de visión de buena parte del liderazgo democrático, el deterioro progresivo de los partidos fundamentales y el olvido de que a la política se viene a servir y no a servirse por tratarse de la “forma más excelsa de apostolado”, según la doctrina vaticana, profundizó la brecha lentamente abierta entre el país político y el país nacional o país real, como decía Octavio Paz corrigiendo al Gaitán colombiano. Quizás en aquel 4 de febrero de 1992 no existían condiciones suficientes para prever las consecuencias de aquella jornada.
El país se dividió. Carlos Andrés Pérez se convirtió, para algunos, en símbolo de lo que debería cambiarse, sin entender ni respetar la trayectoria de un hombre de probada vocación democrática quien, con sus inocultables fallas, hacía esfuerzos para corregir el rumbo que llevaba la Venezuela de entonces. Terminó siendo víctima de muchas cosas al mismo tiempo. También esta nación sufrida ha tenido que soportar las consecuencias de aquella destitución  insólita. CAP merecía un final mejor, más acorde con su vida y aportes al poco o mucho desarrollo alcanzado.
Gracias a ese abismo insalvable se coló Hugo Chávez. Todos sabemos lo que ha pasado en estos veinticinco años del 4F-92 hasta ahora y, especialmente, en las casi dos décadas de gobierno bajo el esquema trazado por el llamado socialismo del siglo XXI. El país está infinitamente peor que entonces. Ahora hay más ineficiencia, corrupción sin límites, tentáculos del narcotráfico y del terrorismo a todos los niveles, inseguridad y crimen organizado, deterioro de todo lo que interesa en primer grado al ciudadano común.
Creo en la vieja frase de William Shakespeare según la cual “todo el pasado es prólogo”. Tenemos que mirar hacia adelante y poner punto final a la desgracia actual en el menor tiempo posible. Será tarea de quienes creemos en principios y valores permanentes por los cuales vale la pena jugarse la vida. Quienes no compartan este criterio, por favor, no molesten, háganse a un lado, pero no continúen en nombre de la democracia, haciéndole el juego al régimen.
Lunes, 6 de febrero de 2017
@osalpaz