domingo, 25 de noviembre de 2018

FORMACIÒN MORAL Y CÌVICA



DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz

FORMACIÒN MORAL Y CÍVICA
Los escándalos de las últimas semanas no nos sorprenden. Se empieza a hacer público lo que era conocido por casi todo el mundo, incluido el alto gobierno. Pero se comentaba en voz baja. Para nadie es un secreto que estamos ante el peor gobierno de la historia. Palabrero, ineficaz y muy corrompido. Impresionan las acusaciones entre los señalados por hechos imperdonables. Las acciones que en el mundo se adelantan ponen las cosas en su sitio. Resulta que la justicia de Estados Unidos, España, Colombia y algunos otros países se han convertido en los mejores y más eficaces aliados de la decencia y de la rectitud que se exige de todos cuantos tienen acceso al poder.
He recordado mucho las lecciones sobre Moral y Cívica que eran obligatorias empezando el bachillerato. Los curas jesuitas del Colegio Gonzaga, en Maracaibo, le ponían mucho empeño agregando lo relativo a la ética y el respeto a los principios fundamentales. Todo eso y mucho más fue inyectado en nuestros cuerpos y almas con vigencia plena hasta el día de hoy. Estoy seguro del drama interior que deben padecer quienes recibieron esta formación pero han caído en la tentación de delinquir para enriquecerse traicionando las lecciones recibidas. Vale la pena recordar que lo relativo a la formación Moral y Cívica también era de obligatoria enseñanza y estudio en los colegios y liceos públicos. Estos institutos eran buenos y algunos hasta mejores que los privados.
Nada funciona bien en la Venezuela de hoy. Todo camina hacia peor. Se ha tejido una sociedad de cómplices, como se calificaban antes, para saquear a un país que ya no aguanta más. Se le han agotado las riquezas disponibles y los anuncios que se hacen para superar la crisis son disparatados, empujan a la nación a un trauma sin precedentes cuyas consecuencias ya las está sufriendo el pueblo.
Es importante que todos los ladrones, peculadores y traficantes de cualquier género ilícito sean sancionados. En el exterior y aquí también por supuesto, pero llegó la hora de plantear con máxima seriedad la necesidad de cambiar al régimen actual. No hay solución posible mientras los mismos se mantengan. Esto tiene que hacerse a corto plazo. No hay tiempo para más demoras ni es posible caer en las conocidas trampas de conversaciones, diálogos y supuestas negociaciones todas marcadas por el fracaso con relación al objetivo del cambio.
Me muerdo los labios para no caer en la tentación de disparar hacia los lados. Pero, por favor, ya basta de seguir en la prédica de que cualquier salida tiene que ser “pacífica y electoral”. Quienes a estas alturas siguen con la misma prédica les diré que están al margen de las obligaciones constitucionales, morales y cívicas que estamos obligados a atender.
Lunes, 26 de noviembre de 2018
@osalpaz

domingo, 18 de noviembre de 2018

JUSTICIA PARA LOS PRESOS


 DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz

JUSTICIA PARA LOS PRESOS
Están por cumplirse las dos décadas más terribles de la historia contemporánea de Venezuela. Se dice fácil, pero una mezcla indescriptible de tristeza e indignación demasiado contenida se percibe por todas partes. Faltaría espacio para referirnos a uno cualquiera de los graves problemas de la nación. La evolución de ellos, juntos o por separado, es del dominio público. Lo único que quizás alguna gente no termina de clarificar es si la tragedia se debe exclusivamente a la manifiesta incapacidad para gobernar de Chávez primero y de Maduro actualmente o si, por el contrario, está directamente vinculada a la incapacidad, a la falta de preparación o a las horribles desviaciones derivadas de la corrupción a todos los niveles. No todo tiene que ver con el dominio político de Cuba sobre el alto gobierno o con la influencia determinante de las estructuras del narcotráfico en un régimen que debe prepararse para su salida próxima del poder.
Sin embargo, para esta semana vamos a limitarnos al tema de los presos en general y de los presos políticos en particular. La situación es de la mayor gravedad para unos y otros. Los presos comunes viven en condiciones infrahumanas. La inmensa mayoría no tienen sentencias condenatorias  ni acceso a una administración de justicia inexistente. Están sometidos a muchas penurias y sólo la cercanía o lejanía con los llamados pranes, en los distintos niveles y circunstancias, determina la calidad de su reclusión. Se trata de una vergüenza de la cual muy poco se ocupan los organismos que deberían tener el tema dentro de sus prioridades. Se trata de centenares de miles de familias afectadas, prácticamente sin dolientes eficaces. En otra ocasión profundizaremos sobre el tema.
Pero con relación a los presos políticos, confieso que no se me quitan de la mente. Quizás por haber sido uno de ellos y estar aún, contra toda norma y la misma sentencia condenatoria de la que fui objeto, restringido en algunos derechos fundamentales. No me gusta hablar exclusivamente de mi caso porque hay muchísimos otros en peores condiciones humanas y ciudadanas. No es fácil generalizar y es muy complicado individualizar las distintas situaciones de las decenas de miles de esta categoría de presos que, según algunos, supera las dos centenas de compatriotas.
Pero quiero sumarme activamente a las familias de Iván Simonovis, de los comisarios Lázaro Forero y Henry Vivas y de los policías metropolitanos detenidos por los hechos de abril del 2002. El calvario que padecen todavía tiene que terminar. Ya basta.
Pudiera ampliar estas líneas con la mención de los comisarios Guevara, pero lo haré en otra oportunidad aunque merezcan la mayor de las consideraciones. Por hoy me limitaré a personalizar en Iván, quien simboliza el sentimiento nacional en favor de la justicia.
Lunes, 19 de noviembre de 2018
@osalpaz

domingo, 11 de noviembre de 2018

EL ENEMIGO ESTÁ EN CASA


 DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz

EL ENEMIGO ESTA EN CASA
Venezuela llegó a la última etapa de su desmoronamiento. La situación actual es ampliamente conocida dentro y fuera del país. También los factores que controlan y dirigen el proceso. Quien no quiera aceptar lo dicho debe ser cómplice, irresponsable absoluto, cómodo en grado superlativo o digno de cualquier calificativo en esas direcciones.
Ya no basta con hacer referencia exclusiva a la presencia de más de cuarenta mil cubanos que participan en áreas claves de la vida nacional. Ahora el protagonismo del mal está más diversificado. Peligros adicionales se suman a los existentes. El grueso del país los desconoce gracias, entre otras cosas, a la férrea censura sobre la información. Cerca de trescientos cincuenta medios de comunicación han sido eliminados y otros están bajo control estricto incluidos los existentes gracias a unas redes sociales también interferidas. Entiendo que esa labor de censura progresiva no la sienta a plenitud el ciudadano común por las razones señaladas, pero imposible de entender la pasividad y el extraño silencio de buena parte de la dirigencia social, económica y política o la desviación calculada de los debates y declaraciones hacia temas alejados del fondo del problema.
Como ejemplo invito a seguir de cerca los acontecimientos con relación a la marcha de unos cuantos miles de centroamericanos hacia la frontera sur de Estados Unidos. Está financiada, en buena parte, por Venezuela y en su organización y desarrollo juega rol protagónico el régimen nicaragüense de Daniel Ortega. Evento ideal para ser infiltrado por los conocidos enemigos mundiales de la libertad y la democracia. Estados Unidos está en peligro cierto de ser objeto de acciones terroristas selectivas que por acción u omisión afectarán al planeta entero. Nosotros estamos en el ojo del huracán. El régimen gobernante tiene tareas impuestas por sus jefes que deben cumplir.
El terrorismo no es una ideología, ni una organización. Es una herramienta criminal usada por movimientos políticos de muy distinto signo y organizaciones delictivas a su servicio como las mafiosas de variada naturaleza, el narcotráfico por ejemplo.
La guerra contra el narcotráfico y el terrorismo no se agota en las palabras.  Es una obligación asumirla para que Venezuela retome su condición de país libre y soberano. Cualquier signo de debilidad impulsa la violencia terrorista. Alguna vez dije que el único camino cierto para proteger nuestra nación es por acciones rápidas bien pensadas, unidos en torno al objetivo de poner punto final a cuanto sucede y decididos a jugarnos el pellejo en la acción liberadora.
“Mía es la venganza y la retribución; a su tiempo el pie de ellos resbalará, porque el día de su calamidad está cerca; ya se apresura lo que les está pasando” (Deuteronomio 32:15)
Lunes, 12 de noviembre de 2018
@osalpaz

domingo, 4 de noviembre de 2018

EN DEFENSA DE LAS UNIVERSIDADES


 DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz

EN DEFENSA DE LAS UNIVERSIDADES
Bajo el título de universidades pretendemos englobar a toda la educación superior del país. Todo el sistema educacional venezolano es un desastre. A todos los niveles, pero analizarlo completo es imposible en estas limitadas cuartillas semanales. En esta oportunidad nos referiremos básicamente  a la universidad. Por historia y tradición le corresponde el protagonismo de la vida nacional.
Me refiero tanto a las públicas como a las privadas. Todas, sin excepciones, atraviesan momentos dramáticos gracias a la descarada acción del régimen en contra de todo cuanto signifique autonomía y saber. Para disimular su diabólico accionar han creado decenas de instituciones que no reúnen los requisitos de fondo, ni de forma, para el nivel educacional que anuncian. En estas casi dos décadas, sobre todo en la última, han echado a la calle supuestos profesionales con un nivel muy por debajo del mínimo indispensable para ejercer con posibilidades de éxito. Se trata de una generación de frustrados de los cuales se puede esperar muy poco, pero con el resentimiento social sembrado y cierto ánimo revanchista a la vista de propios y extraños.
Tengo la profunda convicción de que mientras este régimen exista será imposible revertir hacia lo positivo la situación actual. En consecuencia resulta obligante sumar todos nuestros esfuerzos a las tareas que puedan hacer posible el cambio necesario. Hay que asumir los riesgos y enfrentar los peligros con la fuerza y el coraje que sean necesarios. El mensaje es tanto para quienes están en el país como para quienes han tenido que emigrar, bien siendo profesores, bien siendo egresados relativamente recientes. El compromiso universitario es obligante.
Como parte de esta lucha es indispensable activar las asociaciones de profesores y de egresados de todas las universidades e institutos de educación superior. Si a ello agregamos el aporte directo de los gremios y colegios profesionales de las distintas disciplinas de todo el país, podríamos contar con una notable fuerza humana muy calificada para los efectos del cambio señalado y para trabajar, mientras tanto, en mantener viva la ilusión universitaria de la nación. Se trata de trascender en la lucha, de buscar algo más allá de las simples reivindicaciones personales que pueden estar muy justificadas, pero que no bastan para el objetivo señalado.
Estas sugerencias prácticas pueden adoptarse en todas las actividades de la vida nacional, en la ciudad y en el campo. La destrucción de la república es integral, pero si queremos conservar lo mucho o poco que aún tenemos, la vida, la libertad, la familia, el derecho a trabajar en paz, tenemos la obligación de despertar y rebelarnos. Están en peligro la libertad y la existencia misma.
El abuso de poder no ha tenido límites. Nicolás Maduro parece un náufrago sediento, delirando bajo el calor del sol en la frente.
Lunes, 5 de noviembre de 2018
@osalpaz