lunes, 19 de diciembre de 2016

PELIGROSA INCERIDUMBRE



DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz

PELIGROSA INCERTIDUMBRE
Lo que está viviendo el ciudadano común de Venezuela trasciende todas las predicciones hechas hasta ahora. Sabíamos que estábamos mal y, por obra exclusiva y excluyente del régimen gobernante, caminamos aceleradamente hacia peor. Existe en la nación una mezcla extraña de rabia con resentimiento, de resignación pesimista con relación a lo que puede venir ahora y también de expectativa vigilante sobre la conducta del liderazgo político del país.
Una vez más la Iglesia, en reciente comunicado de la Conferencia Episcopal, marca la pauta a seguir por todos los que queremos un cambio definitivo y profundo. Especialmente dirigido a la dirección política que pareciera vivir en otro planeta y no sabe, no puede o no quiere actuar decididamente frente a la dictadura. Todo está a la vista y los problemas sobre diagnosticados. También las soluciones. Pero nada será resuelto mientras el señor Maduro y sus cada día más reducidos alabarderos, civiles y militares, se mantengan en el poder.
Hay que dejar de lado las pretensiones personales y los intereses de grupos específicos que luchan por cuotas de poder abiertas y encubiertas. Otros sueñan con el protagonismo de una transición que no será obra del Espíritu Santo, sino de un pueblo que reclama la presencia a su lado de verdaderos dirigentes que estén en la política para servir y no para servirse. El aparatoso fracaso del mal llamado “diálogo”, dejó enterrados en el lodo los sueños de una salida electoral a corto plazo. El referendo revocatorio o el adelanto de unas elecciones generales eran alternativas válidas. Resultaron fallidas. El gobierno ha dado explicaciones variadas dejando claramente establecido que su único interés es ganar tiempo y permanecer en el poder por tiempo indefinido. La oposición ha sido muy pobre explicando el fracaso del revocatorio y el diferimiento inexplicable de las elecciones de gobernadores y legisladores regionales. ¿Por qué?
Lo importante ahora es no abandonar a un pueblo estafado con las recientes medidas monetarias y cambiarias. Torpes, mal implementadas y, por supuesto ideologizadas. Buscan en definitiva, lavar dinero sucio robando la plata del pueblo limitando sus derechos, acorralar a la banca y liquidar lo poco que queda del comercio formal e informal. Algún día se sabrá la verdadera motivación de la mayor estafa sufrida por este pueblo en toda su historia. Será más temprano que tarde, pero ocurrirá.
Invito a todos mis compañeros y amigos, a toda la dirección política del país y a quienes quieran escuchar en las fuerzas armadas, a leer con detenimiento la posición de la CEV y, de compartirla, a tomar el rumbo que corajudamente señalan nuestros prelados.
Lunes, 19 de diciembre de 2016
@osalpaz

PACIENCIA AGOTADA



 PACIENCIA AGOTADA
Oswaldo Álvarez Paz
EXPRESO, Lima

Me excusarán por ser repetitivo en algunas consideraciones sobre la realidad venezolana. Para el mundo exterior no es fácil seguirla por el control casi absoluto de los medios de comunicación social que ejerce la dictadura. Muy pocos mantienen la independencia en medio del acoso a sus propietarios y anunciantes y la restricción del papel para los medios impresos. Eso conduce a la autocensura, en ocasiones hace innecesaria la intervención oficial. Muchos han tenido que cerrar. Sólo quedan pocos héroes que lo están arriesgando todo, incluso resistiendo las interferencias y saboteos diarios en las redes sociales lo cuan también contribuye a los propósitos del régimen.
Sin embargo, pienso que el mundo, especialmente el continente americano, tiene idea bastante aproximada, pero cierta, de lo que sucede. Saben que se trata de una dictadura comunistoide, socialista a la cubana, ideologizada en grado superlativo, increíble en estos tiempos, pero ejecutada con la torpeza y el descaro de una banda de delincuentes corrompidos, verdaderos hampones que en nombre de la “revolución”, del “socialismo del siglo XXI” y de la lucha contra la guerra que contra Venezuela han desatado los países capitalistas del planeta entero, supuestamente responsables de la inseguridad de las personas y de los bienes, de la destrucción de todo el aparato productivo nacional, de las industrias petrolera y minera, del hambre generalizada, de la ausencia de medicamentos fundamentales y hasta de la reaparición de mortales epidemias que fueron erradicadas hace casi un siglo pero hoy en pleno apogeo.
La semana que acaba de concluir hubo dos hechos muy significativos. El señor Maduro decretó la anulación de los billetes de cien bolívares, el papel moneda de más alta denominación y valor a cambio de nada hasta ahora. Se obligó a los tenedores a depositarlos en los bancos oficiales o cambiarlos en esas entidades por papel moneda de menor denominación. Todo en un plazo de 72 horas. El régimen arremetió contra el comercio formal de Colombia y las casas de cambio fronterizas para justificar el atropello. Volvió a cerrar una frontera militarizada desde hace mucho tiempo e incurrió en otros disparates insólitos. Lo que explican y de lo que es pecado hablar, es de lo que señalan muchos monetaristas que siguen de cerca el proceso. Según ellos se trata de un monumental lavado de dinero sucio, convertido en dólares preferenciales, que pretenden cubrir en el dinero que está siendo confiscado de los ciudadanos. Los largos tentáculos del macro y micro tráfico de drogas parecieran gobernar.
Por otra parte, sentimos la vergüenza de la Canciller Delsy Rodríguez haciendo un ridículo histórico en Buenos Aires, en la reunión de MERCOSUR. No pudo entrar y fue excluido el país, por razones previamente notificadas.
La rebelión general contra la dictadura se acentúa, El tiempo se le agotó. También la paciencia de los más pacifistas ciudadanos.
Viernes, 16 de diciembre de 2016
@osalpaz

HONOR A LOS PRESOS POLÍTICOS



 DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz

HONOR A LOS PRESOS POLÍTICOS
Pueden llamarlos como quieran. Presos políticos, políticos presos, personas detenidas o cómo les dé la gana. El hecho cierto es que Venezuela vive una de las horas más tenebrosas de su historia. Centenares de compatriotas están privados de libertad en distintos sitios de reclusión. Se trata desde retenes policiales hasta cárceles de conocida tradición, pasando por inmundos calabozos existentes tanto en Caracas como en muchas ciudades del interior del país. Debo incluir en este espacio a los cientos de ciudadanos en libertad condicional con buena parte de sus derechos civiles y políticos suspendidos de manera arbitraria. Debería agregar a quienes no sienten condiciones mínimas de seguridad personal o jurídica, sin oportunidades de trabajo para desarrollarse plenamente, por lo que en consecuencia han buscado en el exterior lo que su patria debería garantizarles.
Normalmente cuando se habla sobre los presos en los medios de comunicación el acento se pone en los más emblemáticos. Es importante que así sea. La indignación que sentimos, por ejemplo, con los casos de Leopoldo López, Antonio Ledezma o Manuel Rosales, explica lo afirmado. Pero no son los únicos. Ni siquiera los que están o han estado en peores condiciones. Unos con décadas de privación de libertad, otros medidos en quinquenios y la inmensa mayoría retenidos como rehenes de la dictadura por tiempo y circunstancias indefinidas. Mis palabras de hoy son para todos sin excepciones, pero quiero dedicar algunas en recuerdo y homenaje para aquellos que fueron mis compañeros en el Helicoide en 2010 y todavía están allí o pagando penas injustas teniendo sus hogares como centros de reclusión. Son muchos, pero debo citar entre ellos a los comisarios Guevara y a los comisarios y efectivos dela policía metropolitana condenados a penas tremendas.
Es duro reconocer que la oposición fracasó en lo relativo al revocatorio o cualquier posibilidad de salida electoral. Pero resulta inaceptable el juego inmoral y tramposo del gobierno con relación a los presos en cualquiera de sus modalidades.
Debemos levantar un gran movimiento nacional en defensa de la pisoteada Constitución y del respeto a los derechos fundamentales de toda persona humana. Retomar el camino de la legalidad mediante la vigencia plena de un ordenamiento jurídico sabio y estable, democrático y libertario, es tarea de primera importancia para quienes compartimos los valores que ello envuelve. El problema es que mientras exista el régimen actual, parece una tarea imposible. El cambio es inaplazable. No podemos transarnos ni agotarnos en empeños circunstanciales que dejan desconsuelo, desconfianza o resignación pesimista.
Lunes, 12 de diciembre de 2016
@osalpaz

EL DRAMA DEMÓCRATA CRISTIANO



EL DRAMA DEMÓCRATA CRISTIANO
Oswaldo Álvarez Paz
EXPRESO, Lima

Imposible agotar el tema en un artículo ocasional, pero se trata de algo que nos ahoga por dentro y de alguna manera debemos expresarlo. La democracia cristiana está en crisis en el mundo entero. Esto es válido tanto desde el punto de vista estrictamente político como desde la perspectiva ideológica y doctrinal en la cual fuimos formados desde muy jóvenes.
Quienes ingresamos a los partidos que con diferentes nombres se identificaban con los valores y principios básicos de la DC, no lo hicimos buscando posiciones de poder, al menos inmediatas. Algunos estaban muy lejos de ser significativamente importantes electoralmente hablando. Sin embargo, los dirigentes fundadores eran ejemplo de virtudes a seguir. Así lo hicimos. Lamentablemente el crecimiento en todos los terrenos los fue llevando hacia el camino del cálculo oportunista para obtener ventajas personales y de grupo en la lucha abierta por el poder. Buena parte de nuestros partidos fueron abandonando progresivamente la vocación de servicio a terceros para convertirse en instrumentos al servicio de quienes circunstancialmente los dirigían. Se cerraron sobre sí mismos. Las consecuencias están a la vista, tanto en la Europa inspiradora del pensamiento que nos anima, como en Latinoamérica vista globalmente.
Las luchas internas generaron divisiones y subdivisiones abiertas y encubiertas imposibles de disimular. No sentimos nostalgia por un pasado que no volverá. Más bien se trata de una extraña mezcla de rabia e indignación con relación a quienes desviaron hasta inconscientemente los movimientos y de eterno y agradecido reconocimiento hacia los que hasta el final de sus días se hicieron acreedores de nuestra admiración y respeto.
Resulta que los jóvenes de ayer, quienes crecimos en medio de duras luchas estudiantiles y universitarias, quienes tuvimos que enfrentar a los apóstoles del comunismo castrista que pretendía expandirse, ahora somos los “viejos” en los partidos que van quedando en medio de una enorme dispersión hacia otras estructuras políticas de nuevo cuño, pero quizás con mayor dosis de demagogia atractiva para los inmediatistas que nunca faltan.
Para quienes estamos próximos a cumplir sesenta años en las filas de la democracia cristiana no es fácil hacer objetivos repasos de las distintas etapas de nuestras luchas. Pero tenemos la obligación de hacerlo alejados de toda intención especulativa. Hasta para cumplir con el deber histórico de dejar testimonios existenciales que ayuden al perfeccionamiento de la democracia, tan maltratada en estos tiempos.
De acuerdo a Pio XXII, Pablo VI y Juan Pablo 2°, para sólo mencionar algunos pontífices, la política es una de las formas más excelsas de apostolado. Y como bien nos enseñaron, tenemos la doble responsabilidad de ser demócratas y de ser cristianos. Algunos no lo olvidaremos jamás.
Viernes, 9 de diciembre de 2016
@osalpaz