DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
LLEGANDO AL LLEGADERO
Finalmente pareciera que estamos muy cerca del final de esta
etapa de la crisis venezolana. Me refiero a lo del día de hoy, ya que después
vendrá la no menos complicada tarea de la construcción del nuevo país que
deseamos. En todas las etapas será indispensable mantener una unidad esencial.
Todos los factores políticos, económicos y sociales deberán compartir objetivos
comunes, dentro del pluralismo propio de las democracias auténticas.
No vale la pena repetir diagnósticos sobre una situación que
todos conocemos, pero estamos cerca de lograr los objetivos propuestos al
comienzo del año pasado. El régimen está mal. Muy mal. La desesperación y la
angustia se notan en cada intervención de los voceros más importantes. Además
de haber sido desbordados por una crisis provocada pero muy mal manejada, el
temor de la rendición de cuentas, de no saber qué hacer ni hacia donde ir ante
el creciente rechazo internacional, los lleva a cometer más errores todos los
días.
Lo dicho no significa que en campo de la oposición todo sea
color de rosas. También hay diferencias y problemas que van más allá de lo
conveniente, pero están siendo superados, o al menos diferidos para más
adelante. He dicho en varios escenarios que estamos mucho mejor en este enero
que como estábamos hace un año. La gira internacional del presidente (e) Juan
Guaidó ha generado activo entusiasmo y optimismo dentro y fuera del país. Ya
tendremos oportunidad de evaluarla como corresponde cuando llegue a su final.
Sin embargo, no podemos perder la iniciativa. La Alianza
Nacional Constituyente (ANCO), bajo la dirección de Enrique Colmenares Finol,
junto a otras organizaciones y personalidades, han propuesto la realización de
una gran consulta nacional plebiscitaria, liberadora para algunos, como
instrumento eficiente que permita determinar con claridad la voluntad de los
ciudadanos sobre la permanencia del régimen, la salida de maduro y lo relativo
a la transición hacia una elecciones presidenciales libres y democráticas con
observación internacional. Es tiempo para generar una nueva discusión sobre
este tema que, en mi opinión, adquiere extraordinaria vigencia. Pero hay que
hacerlo rápido, sin vacilaciones. Se trata de una oportunidad enorme para
revisar con seriedad tanto el registro electoral como la situación de los
compatriotas que están en el exterior. Después de una jornada de esta
naturaleza, absolutamente constitucional y políticamente inobjetable, la mesa
quedará servida para el cambio radical y profundo por el que estamos luchando.
Se trata de algo muy concreto y perfectamente posible. Con
mayor profundidad que la muy útil jornada del 16 de julio de hace unos años y,
además, la convicción de que sería la estocada final. El pueblo ejerciendo su soberanía
y ordenando las tareas a cumplir.
Lunes, 27 de enero de 2020
@osalpaz
Quien seria el arbitro de esa consulta?, en cuanto tiempo la realizarian?, por favor pongan los pies sobre la tierra dejen de lado lo utopico y sean realistas.
ResponderEliminarTenemos como organizarla ya hicimos una en julio/2017. Hay que trabajar en un CNE en l revisión de la data y el voto de los que están fuera.
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