NO HAY SECRETOS ETERNOS
Oswaldo Álvarez Paz
EL NACIONAL
Es poco lo que podemos agregar a lo que ya Venezuela y el
mundo conocen. Las múltiples informaciones, reales o especulativas, que durante
largos años se han hecho sobre la presencia en Venezuela del narcotráfico
internacional y con relación adicional a vínculos con expresas actividades del
terrorismo se confirman progresivamente. Se ratifica de esta manera la
convicción de que no hay secretos eternos. La justicia es como el trapiche de
Dios, tardía pero segura.
La Audiencia Nacional de España, máxima expresión de la
justicia de ese país, y el juez Eloy Velasco como uno de los titulares de la
misma, deben haber visto reconfirmadas sus investigaciones sobre estos temas y
otros, entre ellos la vinculación de la ETA con las FARC y figuras del alto
mundo civil y militar de Venezuela. Había pedido colaboración al para entonces
presidente Chávez. No la lograron. Antes por el contrario, a quienes nos
atrevimos a opinar que esa ayuda debía darse inmediatamente al ser solicitada
para “despejar las dudas que en el mundo existen sobre la posible veracidad de
lo investigado, dudas que yo mismo tengo igual que muchos venezolanos”, nos
cayó encima todo el peso de la represión y de la violencia institucional. Era el
mes de marzo de 2010. Como consecuencia de aquello fui enjuiciado y condenado.
Estuve dos meses preso en el Helicoide. Fui sentenciado a dos años de prisión
pero cumpliendo la pena en libertad con prohibición de salir del país sin
autorización del Tribunal. En el juicio se retiraron unos y se cayeron otros de
los supuestos delitos cometidos como el de conspiración, asociación para
delinquir o instigación al odio. El fundamento de la sentencia era “difusión de
información falsa”. Que dirán ahora con todos los elementos adicionales que la
justicia estadounidense está aportando sobre el tema. Sin embargo, estoy por
cumplir siete años sin salir del país, sin pasaporte y, según informa el
Consejo Nacional Electoral, con mis derechos políticos suspendidos. Esto último
no está en la sentencia, sin embargo, no he podido votar en las dos últimas
elecciones ya que fui borrado del registro y, según el CNE, mi Cédula de
Identidad está bajo observación. No me gusta especular con la situación
personal. Otros está mucho peor, han sufrido más y no quiero desviar la
atención de la lucha que todos libramos por el centenar de presos políticos
existente, entre los cuales están mis admirados amigos Antonio Ledezma y
Leopoldo López. Pero creo que este desahogo es válido.
La lucha es por la libertad, la democracia y la dignidad. La
unión que se reclama es para luchar por estos principios comunes. Son
elementales pero suficientes para unificar a esta nación y devolverle la
alegría. Concretar la esperanza es el reto que tenemos.
Domingo, 19 de febrero de 2017
@osalpaz
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