DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
EL TRABAJO Y LA LIBERTAD
Imposible olvidar la importante Carta Pastoral de Monseñor
Arias Blanco del 1° de enero de 1957. Fue un importante diagnóstico de la
situación real de la vida venezolana. Estuvo especialmente referida a la
situación de los trabajadores que celebraban su día. Pero, en el fondo, se
trataba de un espaldarazo abierto y directo a quienes luchaban con coraje y
decisión contra la dictadura de Pérez Jiménez. Sentir la solidaridad de la
Iglesia en aquellos duros momentos, trascendía lo estrictamente laboral para
ubicarse en el terreno de lo político. La calle pasó a ser determinante en la
lucha. La Junta Patriótica, el movimiento estudiantil y las movilizaciones de
calle crearon las condiciones para la caída del régimen. El gobierno con su
represión indiscriminada, el fraude electoral del plebiscito decembrino y la
prepotencia de quienes se creían dueños del destino de la nación, unificaron
las fuerzas civiles y agrietaron el soporte militar del dictador hasta la
aurora democrática del 23 de enero de 1958.
Hoy quiero rendir homenaje a Monseñor Arias Blanco. También a
los trabajadores que acaban de celebrar su día, en un momento trascendente de
la vida nacional. Nuestros obreros y empleados sufren un cerco espantoso que
afecta la dignidad laboral y lo que es peor, millones de ellos sufren el drama
del desempleo, del trabajo informal y, en síntesis, de una miseria hasta ahora
desconocida por la familia venezolana. Basta con decir que desde 2016 hasta
ahora han desparecido unos 750.000 empleos como producto de los controles,
regulaciones, expropiaciones, confiscaciones y manejo corrupto y selectivo de
la cuestión financiera y monetaria (EL Nacional, 30 abril 2017). Venezuela está
en la cola de los países del continente y del mundo en todos los aspectos que
realmente importan. Esto no puede ni debe continuar.
Sin embargo, nuestra lucha no puede agotarse en los múltiples
y repetitivos diagnósticos que todos conocemos y sufrimos. Debe centrarse en el
problema de la falta de Libertad. La Libertad tiene que ser el centro de todas
las consignas que alientan el cambio. Debe plantearse en su dimensión más
amplia como centro de la nación a reconstruir. Libertad de todo ciudadano para
crecer y desarrollarse, para formar una familia, para trabajar y garantizar la
vida y la seguridad de los suyos. Libertad, en fin, para las personas naturales
y también para las personas jurídicas, en un ambiente de Libertad Económica que
haga florecer la Libre Empresa y el mercado como instrumento insustituible para
generar y distribuir riqueza al alcance de todos.
Todavía quedan algunos prisioneros del estatismo
intervencionista que temen al mercado. Estado y mercado no son incompatibles.
Todo lo contrario. Se complementan y necesitan desesperadamente. El primero
señala las normas sabias y estables que rigen la vida económica a las cuales
tienen que someterse ambos, pero especialmente el propio Estado que las dicta.
Ratifico una vieja convicción: La mejor política social de
una nación, es una economía que funcione.
Lunes, 1° de mayo de 2017
@osalpaz
No hay comentarios:
Publicar un comentario