DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
UNIÓN Y MÁS UNIÓN
Nos acercamos al desenlace final de la confrontación entre
los demócratas venezolanos y los socialistas comunistoides atrincherados en un
régimen que ha perdido toda legitimidad, además de haber destrozado el
ordenamiento jurídico existente.
El objetivo del cambio es un anhelo nacional fácilmente
constatable. La apática comunidad internacional se pronuncia a favor con
creciente intensidad en todas las instancias. En mi opinión, solo la desunión
producto de desbocadas ambiciones personales o de grupo, las vanidades y
excesos de ego en algunos opinadores, podrían ser factores que, hasta sin
querer, ayuden a la tiranía. Pero no hay vuelta atrás.
Estas reflexiones me acompañan con frecuencia. Más en estos
días cuando todos deberíamos entender a cabalidad el significado de la decisión
de dar casa por cárcel a Leopoldo López. Es increíble como algunos, en lugar de
contentarse con el reencuentro del líder de Voluntad Popular con su familia más
cercana, especulan sobre supuestas “negociaciones” y obscuros entendimientos,
como ladinamente pretenden hacer ver los voceros del régimen, incluido
Rodríguez Zapatero. La posición de Leopoldo ha sido clara, diáfana, recta y
corajuda. Las barbaridades han sido tanto el apresamiento como el irregular
juicio, la condena a casi 14 años de cárcel y las constantes declaraciones del
alto gobierno con Maduro a la cabeza. Lo llamaba el “monstruo de Ramo Verde”,
asesino y conspirador. Ahora pretende lavarse las manos y cobardemente desvía
hacia la Fiscal General la responsabilidad. En el fondo sabemos de lo que se
trata. El desprestigio nacional e internacional se elevó a niveles de alta
peligrosidad con el violento asalto del 5 de julio a la Asamblea Nacional,
precedido por las agresiones verbales y físicas de un tal coronel Lugo al
presidente del Cuerpo, Julio Borges, y otros diputados. La medida “humanitaria”
pretende mejorar la imagen ante el mundo y entre nosotros, con la masiva labor
desinformativa de algunas redes informativas
oficialistas.
Leopoldo no está en libertad. Sigue preso. Recluido en su
casa, pero preso. Me alegro mucho por la corajuda Liliana y sus hijos, por su
madre Antonieta y por su padre, el buen amigo Leopoldo López Gil, exilado en
España desde hace tiempo. Así mismo lamento profundamente que algunos no
entiendan lo que significa estar preso en toda su magnitud. A Leopoldo va
nuestro reconocimiento por su inquebrantable lucha y por la dignidad de su
familia en estos difíciles años.
Ahora, centremos la atención y el esfuerzo en las actividades
a cumplir el próximo domingo 16 y en impedir el espantoso fraude constituyente
planteado para el 30. Este se ha convertido en otro julio para la historia.
Lunes, 10 de julio de 2017
@osalpaz
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