DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
“EL CIELO ENCAPOTADO…”
En estos días vienen a mi mente con demasiada frecuencia las
frases fundamentales de aquellas consignas utilizadas en la guerra federal del
siglo XIX. Era el anuncio de una tempestad inevitable. El costo fue terrible.
La masacre de El Junquito, la arbitraria e incomprensible
detención en la madrugada de ese recio roble de la democracia que es Enrique
Aristigueta Gramcko, la prohibición a Primero Justicia para validarse y demás
actuaciones del CNE, la orden de Maduro para que se fije fecha a la elección
presidencial dentro inconstitucional marco existente y, entre muchas otras
cosas, la corruptela de las cajas de los CLAPS y la gira del Secretario de
Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson por Latinoamérica y los propósitos
anunciados en Austin, Texas, todo sumado a la receptividad del vecindario y de
la Unión Europea son signos inequívocos de que la guerra de baja intensidad que
vivimos actualmente, puede adquirir dimensiones terribles.
El rechazo a las elecciones convocadas ha sido integral por
parte de una nación harta de este régimen. No confunde democracia con
elecciones amañadas y fraudulentas. Conoce el valor del ejercicio pleno de la
libertad responsable. Está convencida de que de este régimen comunistoide y
corrompido no se saldrá por las buenas. Sabe también que las otras vías no
serán obra del Espíritu Santo sino del coraje y de la claridad de propósitos
que alimenten a los líderes de la gesta. Ya basta de confundir la abstención
con apatía e irresponsabilidad. La abstención no es causa de derrotas aceptadas
resignadamente. Es consecuencia de los errores, omisiones y disparates, para no
utilizar calificativos peores, de quienes no han estado a la altura de las
circunstancias. Debe entenderse, aunque todo cabe, como la protesta silenciosa
de un pueblo que encuentra en esta vía la forma de expresarse.
La única negociación posible es sobre la renuncia de Maduro
para dar paso a una transición que conduzca a un nuevo régimen basado en los
principios y valores fundamentales de la democracia. Todo lo demás es “paja
mala”, envenenada e inútil para evitar el final que se avecina.
Centenares de presos políticos, miles de perseguidos y
acosados, millones de exilados y asilados en el exterior, millones de
compatriotas sufriendo la escasez de medicinas y alimentos, la destrucción de
la planta física de la República incluidos hospitales, escuelas de todo nivel y
el control severo de las estructuras del narcotráfico y del terrorismo sobre
áreas fundamentales obligan a actuar sin más demora.
Las líneas fundamentales de acción están trazadas en los
documentos de la Conferencia Episcopal y las pastorales y homilías de sus
integrantes.
Lunes, 5 de febrero de 2018
@osalpaz
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