DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
¡QUE SE VAYAN TODOS!
No lo estoy afirmando por convicción. Tampoco como deseo. Lo
hago como alerta repasando lo que ha ocurrido en buena parte de esta
Latinoamérica nuestra tan convulsionada y contradictoria. Esa expresión, en los
países protagónicos de su origen, fue producto del hastío, de la fatiga de unos
pueblos cansados de los malos gobiernos y de las oposiciones irresponsables, de
la demagogia, del disimulo y de las mentiras para que todo continuara sin cambios
mayores. No es todavía la situación exacta de Venezuela, pero hay síntomas y
rasgos que deben reconocerse y ser atendidos de inmediato.
A estas alturas de una vida intensa, dedicada a la política
como arte y ciencia al servicio del bien común, continuaré como siempre
diciendo lo que considero verdadero y justo sin intentar complacer a nadie.
Pero los viejos políticos que vamos quedando, bastante rezagados por cierto, y
los nuevos que ya no son tan jóvenes, estamos obligados a ejercitar la razón
frente a la realidad que vivimos. Todo está sobre diagnosticado. Estamos hartos
de acumular hechos y noticias inútilmente. Por eso y mucho más, me permito
recordar que el arcaísmo, la inercia mental y las destrezas abstractas generan
errores y peligrosas desviaciones.
No me hace feliz tener que decir algunas cosas, pero debo
hacerlo aunque sea por esta vía pública. En privado se me hace cada vez más
difícil por la incomodidad que siento generan algunas convicciones en los
contados interlocutores, pero ya basta de manosear torpemente la realidad sin
tratar de cambiarla con la seriedad que el momento reclama. Hay ausencia de un
verdadero y coherente pensamiento político sustentado en principios firmes.
Aunque se hable de política, no se está haciendo con P mayúscula.
Los vacíos políticos también se llenan. Normalmente son
ocupados por otras presiones “impolíticas” derivadas de la demagogia, del
militarismo, de factores económicos o financieros, del mundo internacional que
incluye al narcotráfico y al terrorismo en plan protagónicos.
No me ha sido fácil escribir las líneas de esta semana, pero
me siento obligado al convencerme de que se le saca el cuerpo a lo fundamental.
Por temor, por cansancio, por cálculos oportunistas, algunos evitan la
inevitable e irreversible confrontación indispensable para lograr el objetivo
del cambio de régimen en el menor tiempo posible.
Ya basta de ese electoralismo agudo que tanto daño sigue
haciendo y la candidaturitis crónica que desvía los esfuerzos del objetivo
central. Entiendo que los desacuerdos son inevitables en una oposición hija
legítima del pluralismo democrático, pero inaceptable la desviación o
imposibilidad de lograr entendimientos claros entre la libertad y la tiranía,
entre la democracia y la dictadura.
No se trata de ser fieles al pasado que no volverá. Lo que
pedimos es trabajar para construir el futuro desde un presente que reclama
decisión y coraje por encima de consideraciones secundarias e intereses
personales o de grupo.
Lunes, 25 de junio de 2018
@osalpaz
Oswaldo, no hables tanta paja. Aquí lo que paso es que tu antiguo jefe Rafael Caldera los traiciono a ustedes, sus delfines, y a todo el pueblo Venezolano cuando se unió al chiripero e indulto a Chávez. Ahora que estamos en una dictadura Castro-Comunista gracias a la absoluta estupidez e ineptitud de nuestros políticos hay que hacer borrón y cuenta nueva. Ojala que exista un militar cuatro boleado, a la Pinochet, que arregle esto porque ustedes son un cero a la izquierda.
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