DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez
Paz
LLEGÒ LA HORA
Nadie puede engañarse con cuanto
sucede en Venezuela. Todos sufrimos una realidad que traspasa los límites de la
tragedia de la vida nacional. Ningún pueblo merece estar sometido a las
privaciones que impone una dictadura comunistoide que, además, está conducida
por un régimen con poca ética, con probada ineficiencia y dosis de corrupción
nunca vistos en nuestra historia.
No hay, ni habrá, solución posible
mientras la dictadura se mantenga. Por el contrario, la tendencia será a
profundizar el mal y mantener el país en una incertidumbre angustiosa gracias a
la capacidad de represión física e institucional que aún conserva. En
consecuencia, no podemos perder más tiempo. Llegó la hora para que la nación de
el primer gran paso para revertir hacia lo positivo las negativas tendencias
del presente. Se trata de concretar la salida de Nicolás Maduro del cargo que ilegítima
e ilegalmente está ejerciendo y, de esta manera, constituir el gobierno que
tendrá la responsabilidad de devolverle al país la libertad y el desarrollo que
necesita.
Repitiendo cosas dichas con
anterioridad, Venezuela tiene la gente que se necesita. Tambièn las ideas,
planes y programas concretos para enfrentar exitosamente las dificultades del
presente. El cambio señalado es posible. Cierto que la unidad es indispensable,
pero no cualquier unidad. Tiene que darse sobre las bases señaladas cerrando
las puertas a cualquier desviación oportunista, acomodaticia o basada sólo en
ambiciones personales o de grupo para convivir con el régimen dictatorial.
Tengo la impresión de que, una
vez más, el ciudadano común está siendo superior a muchos de cuantos pretenden
dirigirlo. El anhelo de cambio radical urgente se siente en la calle, en todos
los sectores de la vida nacional. La gente espera por sus dirigentes, nuevos o
viejos, pero decididos a ejercer con valentía y coraje, la representación de
quienes están dispuestos a correr los riesgos que sean necesarios para alcanzar
el objetivo.
Hay quienes angustiosamente dicen
“aquí no está pasando nada”. Grave equivocación porque aquí pasa de todo todos
los días. El problema, en buena parte, está en la información. El régimen liquidó
totalmente la libertad de expresión. Los pocos medios que siguen más o menos
vivos están sometidos a una censura selectiva y fueron borrados de las
pantallas televisivas importantes canales del interior del país, los de
Colombia y hasta eliminaron a CNN en Español. Lo de la radio ha sido mucho
peor. Prensa escrita, radio y televisión se han reducido de manera
impresionante. A esto hay que añadir la presión de las autoridades sobre los
pocos anunciantes que esos medios aún conservan, permanentemente amenazados
activa o pasivamente.
La última visita de Maduro y de
la “vicepresidenta” a China, es demasiado elocuente. El país está acéfalo, con
ellos o sin ellos. Pero…!!!
Lunes, 17 de septiembre de 2018
@osalpaz
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