DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez
Paz
EN DEFENSA DE
LAS UNIVERSIDADES
Bajo el título de universidades
pretendemos englobar a toda la educación superior del país. Todo el sistema
educacional venezolano es un desastre. A todos los niveles, pero analizarlo completo
es imposible en estas limitadas cuartillas semanales. En esta oportunidad nos
referiremos básicamente a la
universidad. Por historia y tradición le corresponde el protagonismo de la vida
nacional.
Me refiero tanto a las públicas
como a las privadas. Todas, sin excepciones, atraviesan momentos dramáticos
gracias a la descarada acción del régimen en contra de todo cuanto signifique
autonomía y saber. Para disimular su diabólico accionar han creado decenas de
instituciones que no reúnen los requisitos de fondo, ni de forma, para el nivel
educacional que anuncian. En estas casi dos décadas, sobre todo en la última,
han echado a la calle supuestos profesionales con un nivel muy por debajo del
mínimo indispensable para ejercer con posibilidades de éxito. Se trata de una
generación de frustrados de los cuales se puede esperar muy poco, pero con el
resentimiento social sembrado y cierto ánimo revanchista a la vista de propios
y extraños.
Tengo la profunda convicción de
que mientras este régimen exista será imposible revertir hacia lo positivo la
situación actual. En consecuencia resulta obligante sumar todos nuestros
esfuerzos a las tareas que puedan hacer posible el cambio necesario. Hay que
asumir los riesgos y enfrentar los peligros con la fuerza y el coraje que sean
necesarios. El mensaje es tanto para quienes están en el país como para quienes
han tenido que emigrar, bien siendo profesores, bien siendo egresados
relativamente recientes. El compromiso universitario es obligante.
Como parte de esta lucha es
indispensable activar las asociaciones de profesores y de egresados de todas
las universidades e institutos de educación superior. Si a ello agregamos el
aporte directo de los gremios y colegios profesionales de las distintas
disciplinas de todo el país, podríamos contar con una notable fuerza humana muy
calificada para los efectos del cambio señalado y para trabajar, mientras
tanto, en mantener viva la ilusión universitaria de la nación. Se trata de
trascender en la lucha, de buscar algo más allá de las simples reivindicaciones
personales que pueden estar muy justificadas, pero que no bastan para el
objetivo señalado.
Estas sugerencias prácticas
pueden adoptarse en todas las actividades de la vida nacional, en la ciudad y
en el campo. La destrucción de la república es integral, pero si queremos
conservar lo mucho o poco que aún tenemos, la vida, la libertad, la familia, el
derecho a trabajar en paz, tenemos la obligación de despertar y rebelarnos. Están
en peligro la libertad y la existencia misma.
El abuso de poder no ha tenido límites.
Nicolás Maduro parece un náufrago sediento, delirando bajo el calor del sol en
la frente.
Lunes, 5 de noviembre de 2018
@osalpaz
Saludos, Dr. Álvarez Paz. Excelentes reflexiones.Dios bendiga su talento.Un abrazo.
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