DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez
Paz
SE ACERCA EL
DESENLACE
Finalmente nos acercamos al
desenlace de la terrible tragedia venezolana. Imposible luchar permanentemente
contra una nación dispuesta a recuperar su libertad y la vida en democracia.
Mucho menos cuando quienes han sido responsables de la dictadura lucen
contradictorios, enfrentados rabiosamente entre sí y en lucha por la
sobrevivencia física y material de cada quien. Lo escribimos hace tiempo. El
enemigo de los capitostes está a su alrededor. Maduro debe seguir con cuidado a
quienes lo rodean. Bastantes han abandonado el tren de la infamia y otros están
a la espera del momento más preciso para hacerlo. Basta con observar y escuchar
las recientes y fastidiosas ruedas de prensa, los especiales de VTV y la actitud
de quienes las protagonizan para entender la profundidad del drama que viven
quienes hasta ahora han gobernado. Se acabó.
La mayor parte del continente y
del mundo han visto con mezcla de asombro e incredulidad cómo llegamos a la
situación actual. La explicación del dinero producto de los precios petroleros
es insuficiente para ellos. Para nosotros también. Ha habido un problema
cultural de fondo, de preparación y de responsabilidad no asumida por comodidad
o por cualquier otra causa, pero el daño ha sido tan grande y el peligro tan
serio para la comunidad internacional que las cosas cambian aceleradamente.
Todos quieren ayudar, pero todos esperan por nosotros como pieza fundamental de
la liberación. Ya está ocurriendo, a pesar de las interferencias de algunos
débiles de carácter o cómplices abiertos que deberían quitarse las caretas o,
al menos, molestar lo menos posible.
Por supuesto, en el fondo de todo
se trata de un proceso ideologizado desde una perspectiva socialista y
comunistoide probadamente fracasada en el mundo entero. Mucho más cuando sus
ejecutores son ineficientes y se fueron corrompiendo groseramente. Pero en el
fondo, el esquema básico no funciona aunque pueda mantenerse sobre la base del
terror, de la represión y de la amenaza permanente. No basta con levantar una
muralla para detener a este socialismo como señalaba Alexander Solzhenytsin en
su momento. Hace falta la acción directa para disolverlo.
Nuestras fuerzas armadas no se
diferencian en mucho de la población civil. Allí y acá hay de todo. Honestos y
bandidos, patriotas y “realistas”, buenos y malos. No se debe generalizar. La Operación
Libertad ha trazado una ruta de tres pasos. Debemos concentrarnos, por ahora,
el primero que es el final de la llamada usurpación, sin descuidar los que
vendría de seguidas. La transición y al final un proceso de elecciones
generales que permita la normalización definitiva.
El más serio problema que tenemos
no es la violación del Estado de Derecho, sino su inexistencia. Un reto para
nuestros juristas de todas las especialidades. En especial, para las Facultades
del ramo en nuestras universidades.
Lunes, 6 de mayo de 2019
@osalpaz
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