DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez
Paz
VENEZUELA, POBRE
PAÌS POBRE
El título de esta columna no es
original. Se trata de un plagio a mí mismo como respuesta a unas cuantas
interrogantes en una entrevista de hace algunos años. Ya estábamos con el
cuento de la imposibilidad de que el país, con sus enormes riquezas petroleras
y mineras en general, pudiera llegar a niveles de pobreza como los que estamos
viviendo. Aún parecían remotos, pero al profundizar la mirada y abarcar todos
los aspectos de la vida nacional, no era tan difícil la conclusión. Lamento
profundamente haber tenido razón y ojalá el liderazgo del país lo entienda
definitivamente. Tenemos que levantarnos desde la pobreza aunque sin los
recursos disponibles que antes teníamos. Siguen existiendo, pero cada vez más
alejados de la realidad operativa inmediata.
Sin embargo, de las cosas que más
llaman la atención en el mundo entero está la gran cantidad de profesionales,
técnicos y especialista venezolanos que tanto dentro como fuera del país,
tienen capacidad y competencia para sacarlo hacia adelante en relativo corto
plazo Esta es la verdadera riqueza
nacional, aunque sigamos viviendo con el trauma de la tragedia de este
socialismo comunistoide.
Para alcanzar el objetivo de la
superación es indispensable ponerle punto final y definitivo al régimen
existente Mientras exista será imposible. En consecuencia el esfuerzo actual
tiene que estar concentrado en la salida del régimen que se inicia con el cese
a la llamada usurpación del señor Maduro. Hay que avanzar de las palabras a los
hechos, de la retórica ocasional a la acción concentrada en el objetivo
inmediato. La unidad es indispensable en cuanto a este objetivo inaplazable,
para todo lo demás puede ser dinámica y diferenciada, característica de
cualquier esfuerzo democrático. Están dadas todas las condiciones nacionales e
internacionales para tener éxito en lo fundamental. Lo demás vendrá por
añadidura aunque no sin esfuerzo.
Debemos evitar caer en el
electoralismo agudo que pareciera condicionar la acción de algunos y pedirle a
los candidatomanìacos que se tranquilicen, al menos hasta que los objetivos
fundamentales sean alcanzados. Sé que no es fácil, pero no descansemos hasta
que entiendan el daño que le hacen al país y a sí mismos.
La lucha de hoy no es entre
socialismo y capitalismo. Es mucho más que eso. El combate es entre la libertad
y la tiranía, entre el deseo por seguridad jurídica válida para las personas
naturales y jurídicas, para la familia, para la economía y los negocios y las
acciones al margen del ordenamiento jurídico de las estructuras del crimen
organizado que se han apoderado de la vida pública y parte de la privada.
Mantener viva la fe y la
esperanza es una obligación. Estamos en el camino correcto de la historia.
Falta relativamente poco.
Lunes, 29 de abril de 2019
@salpas
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