DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
MÁS ALLÁ DE LA POLÍTICA
La vida nos ofrece lecciones prácticas permanentemente. A
medida que avanzamos creemos saber muchas cosas y de verdad las sabemos. Sin
embargo, a medida que el tiempo avanza y la sensibilidad humana que nos ha
acompañado va variando insensiblemente, el valor de la amistad adquiere
características definitivas e invariables. Estando humanamente cerca o lejos,
políticamente identificados o en aceras diferentes, con la misma base
ideológica o con matices y acentos diferenciales, sabemos identificar al amigo
sin temor a equivocarnos. Igualmente a quien no lo es, así esté cerca y se
empeñe en hacerlo creer.
La semana pasada ha sido una de las más duras de mi vida. La
muerte de dos grandes amigos y compañeros me ha golpeado muy duro y no he
podido recuperarme a pesar de mi esfuerzo para lograrlo. El primero en fallecer
sorpresivamente fue Pedro Nikken, el segundo al mando en la Juventud
Revolucionaria Copeyana que nos tocó dirigir entre 1966 y 1968. Juntos nos tocó
enfrentar aquella bella e inolvidable controversia entre Avanzados, Astronautas
y Araguatos que nos marcaría a lo largo de los años, más allá de las jornadas
de entonces. Juntos recorrimos el país en varias oportunidades. Fuimos hasta
los rincones más apartados con identidad de pensamiento y acción.
Después cada quien siguió su rumbo y vocación. Todos los
extraordinarios aportes de Pedro han sido recordados para hacer honor a su memoria en estos días.
De todos ellos vale recordar que Pedro se graduó de abogado en la Universidad
Católica Andrés Bello, pero fue el decano más joven que hasta entonces había
tenido la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Venezuela. Estoy
seguro de que sus enseñanzas y su ejemplo no se perderán.
Pedro vivirá en nosotros por siempre. Para toda su familia
nuestro fraternal abrazo de incondicional solidaridad.
La otra pérdida de la semana ocurrió en Coro, Estado Falcón.
Se trata del compañero Orlando Daal Colina. También dirigente desde los tiempos
de la JRC con quien llegué a tener total identidad. Compartimos muchas
experiencias también en la Cámara de Diputados durante varios períodos.
Recuerdo los años que me tocó presidirla. Orlando seguía con atención mis
labores dentro y fuera del Hemiciclo. No vacilaba en hacerme saber sus
observaciones cada vez que lo consideraba necesario. A mí me gustaba
escucharlo, en especial cuando su crítica tenía razón y contenido. Pero los
años pasan. La comunicación directa se fue reduciendo, pero nunca el recuerdo
de su solidaria presencia en todas las épocas. Un ser extraordinario de aquel
COPEI inolvidable. También para toda su familia y los innumerables amigos de
Orlando nuestra solidaridad y permanente recuerdo. Lamenté no poder visitarlo durante su enfermedad.
Ahora es muy difícil movilizarse de un sitio a otro del país. Mala excusa, pero
real.
Lunes, 16 de diciembre de 2019
oalvarezpaz[C2] @gmail.com
@osalpaz
Un ser extraordinario de aquel COPEI inolvidable. nos estamos yendo uno por uno
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