TRES REALIDADES PREOCUPANTES
Oswaldo Álvarez Paz
EXPRESO, Lima
Como era previsible los resultados electorales de Estados
Unidos sacudieron al mundo. Iba a suceder independientemente de los resultados,
pero mucho más, si como sucedió, Donald Trump es ahora el presidente electo de
esa gran nación. El 80% de los pronósticos fallaron, incluidas las encuestas y
los análisis electorales de los más importantes medios de comunicación. Algunos
han mantenido actitud crítica y tratan de sembrar más incertidumbre a la
existente con relación al futuro inmediato.
Confieso mis simpatías por el Partido Republicano, aunque con
reservas frente al candidato escogido en esta oportunidad. Sin embargo no me
imaginaba nunca ver a la señora Clinton como Presidenta. Los esfuerzos del
propio Obama fueron insuficientes. Triunfo en 20 Estados, mientras que su
contendor lo hizo en 30. Se avecina una etapa difícil, complicada y peligrosa,
pero se trata de un país con fuerte estructura federal, democracia consolidada
e instituciones que funcionan dentro de un ordenamiento jurídico estable, base
de las actuaciones de todas las ramas del poder público. Estados Unidos es y
seguirá siendo, por mucho, la cabeza del mundo libre tanto en lo político como
en lo económico y social y, por supuesto, la primera potencia militar sobre la
tierra.
Las elecciones de Nicaragua reflejan todo lo contrario.
Daniel Ortega pareciera querer imitar a la vieja dinastía somocista. Se ha
hecho elegir tres veces y durante cuatro períodos él y su esposa manejan la
nación a su manera. Dictadura del siglo XXI. Partidos eliminados, diputados
despojados de su condición, control total de los mecanismos electorales han
hecho posible su propósito reeleccionista. Se acabó la esperanza democrática.
Peligro de un renacer violento de consecuencias dramáticas para toda América
Central. El altísimo nivel de abstención refleja una faceta de la crisis y
encubre buena parte del rechazo creciente al régimen neosandinista.
Venezuela ofrece el tercer caso. El régimen castro-chavista que
encabeza Nicolás Maduro se proclama dictadura. Desconoce la Constitución, el
ordenamiento legal existente y la autonomía de la Asamblea Nacional integrada
por dos terceras partes de diputados opositores. El país está sumido en un
ambiente de hambre, escasez de medicinas, deterioro de la planta física de
centros de salud, educación y habitacionales y convertido, además, en el país más peligroso
del continente y uno de los peor ranqueados del planeta. Todas las salidas
pacíficas y electorales son bloqueadas por el régimen. “No volverán, ni con
votos ni con balas”, repite Maduro, incluso ante la presencia del mediador
enviado por el Vaticano para ser testigo fundamental de un “diálogo” condenado
al fracaso. Los demócratas ratifican su decisión de lograr el cambio necesario…
por cualquier vía en el menor tiempo posible.
Viernes, 11 de noviembre de 2016
@osalpaz
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