PACIENCIA AGOTADA
Oswaldo Álvarez Paz
EXPRESO, Lima
Me excusarán por ser repetitivo en algunas consideraciones
sobre la realidad venezolana. Para el mundo exterior no es fácil seguirla por
el control casi absoluto de los medios de comunicación social que ejerce la
dictadura. Muy pocos mantienen la independencia en medio del acoso a sus
propietarios y anunciantes y la restricción del papel para los medios impresos.
Eso conduce a la autocensura, en ocasiones hace innecesaria la intervención
oficial. Muchos han tenido que cerrar. Sólo quedan pocos héroes que lo están
arriesgando todo, incluso resistiendo las interferencias y saboteos diarios en
las redes sociales lo cuan también contribuye a los propósitos del régimen.
Sin embargo, pienso que el mundo, especialmente el continente
americano, tiene idea bastante aproximada, pero cierta, de lo que sucede. Saben
que se trata de una dictadura comunistoide, socialista a la cubana,
ideologizada en grado superlativo, increíble en estos tiempos, pero ejecutada
con la torpeza y el descaro de una banda de delincuentes corrompidos,
verdaderos hampones que en nombre de la “revolución”, del “socialismo del siglo
XXI” y de la lucha contra la guerra que contra Venezuela han desatado los
países capitalistas del planeta entero, supuestamente responsables de la
inseguridad de las personas y de los bienes, de la destrucción de todo el
aparato productivo nacional, de las industrias petrolera y minera, del hambre
generalizada, de la ausencia de medicamentos fundamentales y hasta de la
reaparición de mortales epidemias que fueron erradicadas hace casi un siglo
pero hoy en pleno apogeo.
La semana que acaba de concluir hubo dos hechos muy
significativos. El señor Maduro decretó la anulación de los billetes de cien
bolívares, el papel moneda de más alta denominación y valor a cambio de nada
hasta ahora. Se obligó a los tenedores a depositarlos en los bancos oficiales o
cambiarlos en esas entidades por papel moneda de menor denominación. Todo en un
plazo de 72 horas. El régimen arremetió contra el comercio formal de Colombia y
las casas de cambio fronterizas para justificar el atropello. Volvió a cerrar
una frontera militarizada desde hace mucho tiempo e incurrió en otros
disparates insólitos. Lo que explican y de lo que es pecado hablar, es de lo
que señalan muchos monetaristas que siguen de cerca el proceso. Según ellos se
trata de un monumental lavado de dinero sucio, convertido en dólares
preferenciales, que pretenden cubrir en el dinero que está siendo confiscado de
los ciudadanos. Los largos tentáculos del macro y micro tráfico de drogas
parecieran gobernar.
Por otra parte, sentimos la vergüenza de la Canciller Delsy
Rodríguez haciendo un ridículo histórico en Buenos Aires, en la reunión de
MERCOSUR. No pudo entrar y fue excluido el país, por razones previamente
notificadas.
La rebelión general contra la dictadura se acentúa, El tiempo
se le agotó. También la paciencia de los más pacifistas ciudadanos.
Viernes, 16 de diciembre de 2016
@osalpaz
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