DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
AÑO DEFINITIVO
Con estas líneas retomo la colaboración semanal con la
opinión pública. Me hizo bien el reposo de Navidad y Año Nuevo, aprovechado
para el recogimiento y la reflexión sobre el presente y el futuro inmediato del
país. La más importante conclusión no es original. Es compartida por muchos
analistas y dirigentes de los distintos sectores de la vida nacional. 2017 es
un año decisivo a todos los efectos.
Venezuela es gobernada por una dictadura abierta. El año
pasado terminó y éste se ha iniciado con una ola de represión impresionante.
Amenazas y acciones concretas para incrementar el temor en la población.
Piensan las cabezas del régimen que el miedo paralizará las acciones por el
cambio. Todo cuanto hacen o dejan de hacer, lo anuncian. Nadie puede
honestamente llamarse a engaño en cuanto a la verdadera naturaleza de los
actuales protagonistas. Los últimos movimientos ministeriales y en algunas
áreas fundamentales, ratifican lo que estamos afirmando. Se agotaron las
precarias condiciones prexistentes para un diálogo constructivo que ha sido
imposible concretar. A la actitud del oficialismo se suman las crecientes dudas
sobre algunos de los participantes que representan a la oposición.
Sin embargo, notamos una creciente “rebelión en la granja” en
el mundo del decadente oficialismo comunistoide. Luchas internas en el PUSV,
tensiones en las alturas. Algunas motivadas por sinceras reservas con relación
al rumbo de Maduro y anhelo de rectificación y cambio frente a quienes juegan
cuadro cerrado para mantener sus privilegios políticos y las enormes fortunas
que disfrutan algunos siguiendo de cerca capitales y a testaferros que pueden
dejarlos en la lona cuando pierdan el poder.
Por el lado de la oposición democrática hay conciencia
creciente sobre la necesidad de definir objetivos claros para orientar las
estrategias indispensables para alcanzarlos. Esta oposición y más
específicamente la MUD, es hija legítima del pluralismo democrático
característico de la vida en libertad. No podemos pretender tratar a todos los
participantes como iguales cuando son diferentes por naturaleza. De allí la
importancia de la unidad de objetivos para que cada cual puede avanzar con su
propia estrategia, pero con el rumbo claro y bien definido. Hay cosas
fundamentales que los obliga a todos por igual,
A estas alturas resulta imperdonable e inaceptable cualquier
manifestación abierta o encubierta, de colaboración, entrega o complacencia con
el régimen. Debemos mantenernos en alerta permanente frente a esos “puentes”
que algunos supuestamente mantienen. Esto no excluye la tarea de sumar aliados
provenientes de campo adversario. Todo lo contrario. Debe tratarse de acciones
hasta pedagógicas para fortalecer la lucha por la democracia, nunca al servicio
de ambiciones inmediatistas, personales o de grupo.
Soy optimista. Asumo el año que se inicia con la fe y
esperanza que nos están exigiendo magistralmente los prelados de la Conferencia
Episcopal Venezolana. En los planteamientos formulados en la última Asamblea está
todo lo necesario para no perder el camino. Este puede ser el año. De nosotros
depende.
Lunes, 16 de enero de 2017
@osalpaz
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