DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
EL AMANECER SE ACERCA
“La noche avanza y va a llegar el día. Dejemos pues las obras
de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz” (Romanos XIII, 11-12)
La cita viene al pelo con la situación de Venezuela.
Los sucesos de los últimos días son reflejo de lo que sucede.
La inmensa mayoría de la nación, la gente de la humanidad común, en abierta
oposición al régimen dominante aspirando a un profundo cambio, por una parte y,
por la otra, la cada día más reducida minoría atrincherada en las alturas del
poder, desquiciada, enloquecida, con el único objetivo de retenerlo a cualquier
precio. Son prisioneros de la incertidumbre por lo que pueda ocurrir cuando
sean despojados de sus posiciones. Parece mentira, pero en lugar de facilitar
el cambio que el pueblo reclama y ajustarse a Derecho, apelan a la represión y
a la violencia física e institucional en contra de instituciones y personas
como nunca antes en la historia contemporánea.
Lo anterior quedó plenamente comprobado con las
intervenciones de Diosdado Cabello, Aristóbulo Isturiz y Freddy Bernal en un
acto reciente. Amenazar con sangre y muerte, con el uso de los fusiles rusos en
manos de los escuadrones que han formado con tal fin, a la oposición
democrática y de paso declarar la guerra armada si el pueblo pretende
manifestar en el centro de Caracas, es otro desconocimiento de la Constitución
que señala con claridad los alcances de los derechos ciudadanos. El mundo no
sale de su asombro.
Conviene destacar que las interpretaciones a la Constitución
deben ser hechas con criterio restrictivo y no extensivo. Hay que acercarse
siempre, lo más posible, a la letra de la misma como expresión del pensamiento
constituyente. Lo contrario es simple utilería al servicio de la dictadura
tiránica descubierta hoy ante propios y extraños.
La posición de la Fiscal General de la República denunciando
una clara violación del orden constitucional, no puede pasar por debajo de la
mesa ni quedar impunes los autores de tal desvarío institucional. Se acerca la
hora de la justicia. No se tratará de persecusión, ni de acoso o retaliaciones
de cualquier naturaleza. Pero la base fundamental de la paz, la reconciliación
y el entendimiento será siempre la justicia. Sin ella todo lo demás es cuento y
engaño.
La Venezuela de hoy se ha convertido en un país tremendamente
impaciente. Vive en el futuro no en el pasado. Sin embargo, es conveniente
recordar que el futuro se construye día a día, desde el presente. Es penoso
pero cierto, las cabezas del régimen pasaron de ser “revolucionarios
populistas” a tiranos oportunistas. Para ellos llegó la hora del desengaño. La
Semana Santa es buena para la reflexión.
Lunes, 10 de abril de 2017
@osalpaz
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