DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA
La Semana Mayor ha sido excelente oportunidad para el
recogimiento y la reflexión. Mientras más pensamos sobre el presente y futuro
inmediato del país, más crece la convicción de que estamos muy próximos al
desenlace deseado. Crece en los mayoritarios sectores democráticos y también
entre los seguidores del régimen. Casi veinte años han sido más que suficientes
para dejar establecido el fracaso más lamentable de la historia republicana.
Por supuesto que los días finales serán duros y difíciles, pero no debemos
lamentar anticipadamente lo que es inevitable. El cáncer venezolano, que ya ha
destruido órganos vitales de la nación, debe ser extirpado de manera resuelta y
definitiva.
El alto gobierno se ha despedido de todo sentimiento de
decencia. Viola la Constitución, reprime, acosa y persigue, pero lejos de
alcanzar el supremo objetivo de permanencia en el poder, se aleja generando
graves controversias en su propio mundo hoy atrapado por la creciente
incertidumbre que para muchos de ellos arroja la situación actual.
Debemos recordarle a la oposición democrática que cuando la
resistencia se hace simple rutina, los ánimos decaen. La desobediencia civil en
marcha, no necesita caudillos ni nada que se parezca. Mucho menos cuando en
Venezuela está presente la iluminada palabra de la Conferencia Episcopal,
incluidos nuestros dos extraordinarios Cardenales. Nuestra prioridad está
centrada en la defensa de la persona humana, de cada individuo y su familia, frente
al Estado, al gobierno e incluso frente a los variopintos colores de la
comunidad.
Hagan lo que hagan, repriman todo lo que quieran, lo cierto
es que no podrán detener la cuenta regresiva en marcha. En el tiempo que les
queda deberían de tratar que este bravo pueblo no se les convierta en un eterno
enemigo.
Para todos nuestros compatriotas llegó la hora de volver a
los principios fundamentales y aferrarnos a ellos. No porque queramos ser
fieles al pasado, sino por fidelidad al futuro que estamos construyendo desde
el presente. Fidelidad para alcanzar metas no conquistadas todavía. En lo
personal, lo he dicho muchas veces pero vale la pena repetirlo, no quiero ser
fiel a lo que ya he sido o hecho, sino a lo que he querido hacer y aún no he
podido concretarlo.
Invito a todos los lectores repasar y meditar sobre los
Mandamientos de la Ley de Dios y sus consecuencias prácticas como ley de vida.
También, a repasar con cuidado y devoción el Sermón de la Montaña. En ambos
instrumentos está lo más importante de todo lo que deberíamos saber y asimilar
como norma permanente de vida.
Lunes, 17 de abril de 2017
@osalpaz
No hay comentarios:
Publicar un comentario