POMPEYO MÁRQUEZ
Oswaldo Álvarez Paz
Unas breves palabras para expresar mi solidaridad infinita
con la familia, compañeros, amigos y relacionados de ese gran venezolano que
fue Pompeyo Márquez.
A pesar de las permanentes informaciones sobre su salud, preanunciaban
el desenlace de hoy, nos habíamos hecho a la idea, inconscientemente, de que
Pompeyo no moriría nunca. No lo considerábamos “inmortal”, pero sí algo
parecido a “inmorible”.
Desde la madrugada hasta este momento se han multiplicado los
mensajes de afecto y reconocimiento a este hombre excepcional. Para él la vida
fue una constante aventura en el sentido más serio de la expresión.
Inteligente, preparado, integralmente honrado en lo personal y en lo político y
especialmente valiente para enfrentar todas las circunstancias. Llegó a tener
el poco común coraje de reconocer errores y trabajar duramente para enmendarlos
como correspondía a cada circunstancia.
Lo conocí hace muchos años. Yo, un joven dirigente de la
Juventud Revolucionaria Copeyana y él, consagrado dirigente del Partido
Comunista de Venezuela. Una suerte de simpatía mutua nació entre nosotros sin
llegar a intimar nunca. Coincidimos durante muchos años en el Congreso de la
República. Fueron más los entendimientos y los acuerdos que las discrepancias.
Cuando éstas se presentaban siempre se manejaron con altura y decencia. Pompeyo
era, además, un buen consejero.
Quería dejar testimonio de mi admiración y respeto por
Pompeyo, por el legendario Santos Yorme de la lucha contra la dictadura y sumarme
al duelo nacional que se siente en toda Venezuela.
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