DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
BREVES SOBRE POLÍTICA Y POLÍTICOS
Buena parte del liderazgo opositor no entiende que la
verdadera naturaleza del problema de Venezuela no es electoral sino
existencial. Por el camino de las derrotas evitables y triunfos muy circunstanciales,
el país camina hacia su progresiva destrucción. Cada día estamos peor y, lo más
grave, es que muchos opinadores endosan a quienes sienten la obligación de
bregar dádivas o recibir lo que el régimen les da para garantizar la
supervivencia. La culpa no es del pueblo que recibe selectivamente. Es de una
dirigencia política, económica, social y militar cerrada sobre sí misma. No ve
más allá de sus propios intereses. Por muy legítimos que sean, no bastan para reaccionar
adecuadamente, es decir, para lograr el
necesitado cambio de régimen.
Es hora de volver a la Política con P mayúscula. A entenderla
como el arte de hacer realidad lo que es necesario. Para que funcione debe
haber claridad de objetivos y unidad en torno a ellos. Para los verdaderos
demócratas esa unidad puede ser dinámica y hasta diferenciada, pero todas las
estrategias deben conducir hacia el mismo fin. Nunca como ahora ha sido más
necesario dejar de lado intereses o ambiciones personales o de grupo. El juego
calculado es el peor enemigo de la lucha para instalar un verdadero sistema
basado en la Libertad.
Los partidos tienen que reformularse. Si no entienden estas
consideraciones básicas van a desparecer irremediablemente. Unos por falta de
comunicación con el ciudadano común. Otros como víctimas de las luchas internas
que sin querer queriendo, agregan resentimientos y rencores que tardan
demasiado en superarse. Los partidos tienen que ser instrumentos al servicio de
la colectividad. No en lo que se han convertido progresivamente, es decir,
instrumentos al servicio de quienes tienen la responsabilidad de dirigirlos. Es
decir, deben justificar su existencia por la utilidad de la labor en beneficio
de la comunidad. Pierden su razón de ser cuando quedan en manos inescrupulosas
que los utilizan para beneficio personal o grupal. La responsabilidad de la
dirigencia en la crisis actual está a la vista. El cambio necesario ofrece la
oportunidad de la reivindicación o, lo que muchos desean, la irrupción en la
vida pública de una nueva generación que asuma el control y las riendas de la
lucha. Con lo que tenemos será difícil y de producirse el relevo, se necesitará
una dosis importante de formación, honradez integral y coraje.
En el caso del régimen el problema es diferente. Control
total, represión a diestra y siniestra, violencia física e institucional. Una
dictadura sin careta. Ahonda el abismo entre el Estado y el país real. No
podemos perder tiempo con una “política”
pequeña y hasta asquerosa en algunas de sus manifestaciones.
Lunes, 6 de noviembre de 2017
@osalpaz
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