DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
VENEZUELA SE DESINTEGRA
A la vista del mundo entero está el progresivo
desmoronamiento del país. No es fácil aceptarlo, pero pareciera una
desintegración total. Nada funciona, ni bien ni mal. Todo camina para peor más
allá de la nada, sin que existan señales de rectificación o de algún tipo de
acción por parte de quienes aún controlan totalmente al régimen. El tiempo pasa
y la enorme incertidumbre sobre el presente y futuro inmediato crece en todos
los venezolanos. Cada día se piensa menos en la nación como tal. Toda la
angustia está concentrada en lo personal y familiar. Sobrevivir como sea es la
consigna, la motivación fundamental de los pocos ricos que van quedando y de la
inmensa mayoría de humildes y pobres compatriotas sin recursos para existir con
mediana decencia.
De mantenerse los esquemas actuales pronto aumentará en
términos escandalosos la migración del país hacia otros confines que ofrecen,
por lo menos, un grado mayor de oportunidades para trabajar y cuidar de la
familia. Los organismos nacionales e internacionales que se ocupan del tema,
señalan a más de cuatro millones de venezolanos en territorios ajenos, como
parte de una realidad sin precedentes históricos en el continente americano.
También hay unos cuantos miles en países europeos como España, Portugal y
Francia, para sólo mencionar algunos.
El problema se agravará junio, julio y agosto. Las informaciones que nos llegan de todos los
estados son tremendas en cuanto a las familias que están esperando la
finalización del año escolar para tomar el camino del exilio. Familias enteras
que no se resignan a continuar perdiendo el tiempo en medio de la angustia que
los arropa. La motivación es legítima aunque para Venezuela es otro paso en la
ruta de la desintegración que atraviesa. Entre otras cosas, La educación
pública y privada viven en carne propia las consecuencias de cuanto estamos
señalando. Sobre todo el sector público. Las universidades están en etapa de
práctica liquidación. La ausencia de alumnos, profesores y empleados es
terrible. Pareciera parte de una calculada política de estrangulamiento
económico y financiero que estimula la diáspora existente. Esto no puede ni
debe continuar.
Mientras se mantenga el actual estado de cosas no hay
solución posible para ninguno de los problemas. Es indispensable concentrar
todos los esfuerzos en poner fin a la usurpación como primer paso urgente para
el cambio necesario. La solución NO es electoral. El electoralismo agudo de
algunos dirigentes de la llamada oposición ya uno no sabe si es por convicción
o por complicidad con sectores gubernamentales que los alimentan. Lo mismo
podemos decir de la candidaturitis crónica que ya ocupa la atención de
importantes aliados internacionales.
Honradez integral, claridad de objetivos y unidad para
alcanzarlos son condiciones básicas para lograrlo.
Lunes, 10 de junio de 2019
@osalpaz
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