DESDE
EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
VENEZUELA SE DESINTEGRA
Trataré de no repetir las condiciones de existencia en este
tiempo trágico. Sólo diré que son prácticamente inexistentes. Por si fuera poco
lo que estábamos padeciendo antes de la pandemia del coronavirus, ahora se
agrava todo sin que podamos tener cifras confiables o, al menos, información
segura y creíble sobre la evolución del problema.
La responsabilidad es exclusiva y excluyente de Nicolás
Maduro y del cada día más reducido grupo de cabecillas del régimen. No pueden
darse el lujo de abandonar el poder. Viven en incertidumbre creciente sobre el
futuro que les espera a ellos, a sus familias y a los mal habidos bienes y
recursos dispersos por el mundo entero. Para ellos todo vale para retener el
poder. Esta es la única explicación medianamente razonable para explicar lo que
está sucediendo.
Pero esto es sólo una parte de la situación. Lo demás también
es conocido. Los problemas internos en los partidos de la oposición democrática
más los existentes entre ellos y el silencio de asociaciones y gremios que no tienen tiempo de ocuparse de algo
distinto a la propia problemática del área de cada uno de ellos, son factores
que contribuyen al mantenimiento de la situación actual.
Lo cierto es que mientras este régimen exista y Maduro
conserve el poder que aún tiene, no hay solución posible. El país seguirá
caminando rumbo a lo peor. El mundo continuará asombrado por el deterioro
venezolano a pesar de tener riquezas naturales enormes y un proceso de
desarrollo que venía cumpliéndose durante décadas anteriores.
De acuerdo a las cifras de las instituciones mundiales,
Venezuela es hoy el cuarto país del mundo con mayor índice de pobreza. La
migración de más de cinco millones de personas es la más alta en la historia
del continente americano, una de las mayores del planeta. Pero eso no es todo.
La presencia activa del crimen organizado con sus tentáculos en todos los
centros importantes de decisión, el narcotráfico específicamente y núcleos
vinculados al terrorismo de variado signo, son factores que nos obligan a no
abandonar la ruta originalmente trazada por la legítima Asamblea Nacional.
Ahora más que nunca se necesita emplearnos a fondo para lograr el “cese a la
usurpación”. Lo demás vendría por añadidura.
Lamentablemente el objetivo no se logrará por las buenas.
Tienen razón quienes han dicho que será imposible realizar elecciones honestas,
parlamentarias y presidenciales, con Maduro como cabeza del régimen. Esto NO es
una democracia. Es una dictadura. No se cansarán de continuar montando
capítulos insólitos para distraer a la opinión nacional e internacional. La
“invasión” de los mercenarios de la Operación Gedeón, la telenovela armada con
motivo de la llegada de los buques iraníes con gasolina, serán detalles para lo
que tratarán de montar.
Lunes, 25 de mayo de 2020
@osalpaz
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