DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
¿QUIEN ES EL ENEMIGO?
Hay que ponerle punto final a esta situación creada por un
régimen basado en el disimulo, la
mentira, la corrupción y la incompetencia generalizada. Ya basta de desviar la
responsabilidad de la trágica situación que vive la nación venezolana. Hay que
hablar con claridad y ratificar las convicciones existentes sobre este
desastre.
Para el mundo entero Venezuela está convertida en un
verdadero narco-estado. A eso no se llega por casualidad. Tampoco por
influencia o acciones externas de terceros, salvo las complicidades existentes
con estructuras del crimen organizado en el planeta y de aquellos gobiernos con
influencia determinante sobre el régimen venezolano. Todo está a la vista. No
hay secretos ocultos que puedan mantenerse indefinidamente. Más tarde o más
temprano todo se sabe. El tiempo se agota y la capacidad operativa del régimen
también.
Los más calificados voceros del régimen profundizan en
declaraciones y pronunciamientos públicos, la línea de responsabilizar a
Estados Unidos y a Colombia de todo lo negativo. Tratan de destruir el inmenso
respeto y admiración del ciudadano común de nuestro país con relación a ambas
naciones. Estados Unidos no es el responsable de la falta de gasolina, de alimentos
y medicinas entre otras carencias básicas. Es una falacia decir que quieren
apoderarse de nuestro petróleo y de otras riquezas básicas, cuando lo que está
quedando es entregado a conocidas estructuras narcoterroristas con soporte
abierto o encubierto de socios del régimen. Por otra parte, desde una posición
exclusivamente personal, Colombia y Venezuela somos una misma nación aunque
contenida en dos repúblicas. Los vecinos tampoco son el enemigo.
Estados Unidos es un país muy rico y autosuficiente. No
necesita de nuestro petróleo gracias a sus enormes reservas operativas y alta
productividad diaria. Por otra parte, Colombia produce mucho más que Venezuela
en este tiempo de abierta caída en todos los renglones de crudo y de gas en
nuestro territorio.
También hay que ponerle punto final a la fábula creada sobre
conspiraciones y atentados utilizados para justificar y aumentar la represión y
la violencia física e institucional contra el pueblo.
Ningún oficialista da explicación sobre la matanza de presos
y heridos, en la cárcel de Guanare. De las masacres en puntos concretos del
país y de la Capital y, por supuesto de las múltiples protestas de la gente en
medio de una lucha desesperada por la supervivencia. No exageramos al decir que
el verdadero enemigo, el responsable de cuanto sucede, es este régimen
penetrado y controlado por el crimen organizado con orientación
narcoterrorista.
Desde que el régimen expulsó a la DEA del país, creo que en
2005, y le quitó a gobernadores y alcaldes el control de puertos, aeropuertos,
vialidad interurbana y otras competencias alcanzadas gracias a las luchas por
la descentralización y autonomía de Estados y Municipios, se fueron concretando
las sospechas sobre su verdadera naturaleza. Ya basta.
Lunes, 4 de mayo de 2020
@osalpaz
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