OBAMA EN CUBA
Oswaldo Álvarez Paz
EXPRESO
Es demasiado temprano para hacer juicios definitivos sobre la
visita del presidente de Estados Unidos, Barak Obama, a Cuba. Está enmarcada
dentro del proceso de acercamiento y normalización de las relaciones entre los
dos países iniciado hace algún tiempo. De entrada califico el encuentro como
positivo, sin desconocer la permanencia de factores políticos y sociales que
harán más difícil la conquista plena del objetivo buscado.
Creo que lo hecho hasta ahora ha sido útil, pero no
suficiente. El problema de los derechos humanos y de las garantías ciudadanas
sigue vigente. Sin embargo el ánimo pro americano del pueblo cubano está a la
vista, aunque se mantiene la reserva por la falta de libertad y apertura hacia
esquemas democráticos en la conducción de la isla. Esta visita pone punto final
a una ausencia de más de ochenta años y abre cualquier cantidad de expectativas
para el futuro inmediato.
Para el momento de escribir estas reflexiones no conocemos el
contenido de los discursos que pronunciarán Obama y Raúl Castro en el inicio de
la visita. El tema es importante habida cuenta del rol que juega Cuba como país
anfitrión de las polémicas negociaciones de paz entre las FARC y el gobierno
colombiano. También por el tutelaje que ejerce sobre el gobierno venezolano
abiertamente enfrentado a Estados Unidos. Obama dio unas explosivas
declaraciones hace menos de una semana planteando la necesidad de un cambio de
gobierno en Venezuela. Hizo pública su aspiración a que, a corto plazo, los
venezolanos podamos elegir libremente un nuevo presidente e instalar un régimen
dentro de los principios y valores fundamentales de la democracia. La respuesta
del alto gobierno venezolano fue
inmediata y, en mi opinión, destemplada y retadora.
En la madrugada del pasado viernes, Nicolás Maduro llegó a La
Habana. No sabemos con precisión si lo hizo por iniciativa propia, llamado por
Raúl Castro o por iniciativa del mismo Obama, pero ciertamente que no parece
casual la coincidencia. Algo serio se está cocinando. Lo sabremos en breve. Da
la impresión de que Maduro está cada día más sólo. Olvidemos la retórica
circunstancial y tengamos presente que su régimen se derrumba aceleradamente.
La renuncia o la destitución de Maduro, es un anhelo nacional compartido por
más del ochenta por ciento de la nación venezolana. Además se profundiza una
dura confrontación entre la Asamblea Nacional y las ramas ejecutiva y judicial
del estado. Maduro está desbordado por unas circunstancias fuera del alcance de
un régimen sin recursos económicos pero con exceso de ineficacia y corrupción.
Estamos en expectativa vigilante.
@osalpaz
Sábado, 19 de marzo de 2016
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