DESDE
EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
CONSTITUYENTE A LA VISTA
Todas las miradas de la Venezuela democrática y de buena
parte del mundo, están fijas sobre la Asamblea Nacional. En sus manos está el
desenlace de esta creciente confrontación entre las distintas ramas del poder
público. Esta especie de todos contra todos que terminará por liquidar lo poco
que queda de respeto por la voluntad de un pueblo que no soporta más la
situación actual.
Seguimos de cerca cuanto sucede en la AN. Estudiamos a fondo las
diversas propuestas de los grupos políticos mayoritarios. Todas parten de la
base indispensable de la salida de Nicolás Maduro de la jefatura del ejecutivo.
Por diversas vías, es cierto, algunas ingenuas o tan cómodas que hasta se hacen
sospechosas. Todos sabemos que
cualquiera de las que tienen mayor expresión, hasta ahora, serán
saboteadas, obstruidas o demoradas en grado superlativo poniendo a prueba la
paciencia y las convicciones del poder legislativo. No necesariamente tendrán
éxito, pero pueden terminar la paciencia de este pueblo harto, fatigado de la
situación actual. Está exigiendo coraje, decisiones irreversibles y conciencia
plena. Estamos en plena confrontación entre las distintas ramas del poder
público. Una especie de “lucha libre australiana”, es decir de todos contra
todos. De prolongarse en el tiempo lograremos la destrucción total de la
República. Nuestro objetivo debe ser todo lo contrario.
Se habla de referéndum revocatorio, de enmienda
constitucional para recortar el período presidencial, de forzar la renuncia y
hasta de destituir a la cabeza del ejecutivo por incumplimiento de sus deberes
y obligaciones y abandono del cargo. Sin embargo, repasando estas dos décadas
terribles y la década anterior, reafirmo mi más profunda convicción de que el
mejor camino es la convocatoria a una Asamblea Constituyente originaria o por
iniciativa de la propia Asamblea Nacional. En esta circunstancia ninguna otra
rama del poder público podría interferir en el proceso de convocatoria y en las
deliberaciones de la misma. Se trata de un cambio radical y profundo para la
reconstrucción institucional y ética de la República. En todos los campos y a
todos los efectos. Una verdadera transición que, cabalgando sobre la soberanía
popular, reformule todo y logre hacer de Venezuela una nación verdaderamente
libre, democrática y soberana.
Esto puede iniciarse ya, sin pérdida de tiempo irrecuperable.
Por supuesto que se necesita de una dosis poco usual de coraje, convicción y
disposición a darlo todo en una lucha definitiva.
@osalpaz
Lunes, 7 de marzo de 2016
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