ELECCIONES EN ESTADOS UNIDOS
Oswaldo Álvarez Paz
EXPRESO, Lima
Estados Unidos es un gran país. Parecería una necedad
decirlo, pero siento la necesidad de ratificar esa profunda convicción que me
ha acompañado toda la vida. El temple permanente se hace más presente cuando
las dificultades internas y externas son mayores. Continúa estando en el centro
de todos los acontecimientos mundiales y con mayores y menores aciertos,
también con costosos errores, es la referencia para cuanto acontece.
El hecho de discrepar ocasionalmente de aspectos concretos en
la orientación de la política exterior no disminuye nuestra admiración por la
nación norteña. En ocasiones hemos llegado a cuestionar severamente actuaciones
incomprensibles para mí en materia de política exterior, pero seguramente han estado bien sustentadas por quienes
dirigen estos asuntos en el gobierno.
He reconocido y aplaudido aciertos de algunos presidentes del
Partido Demócrata y cuestionado en profundidad
los errores y vacíos de otros. Entre estos últimos ubico al actual
presidente Barak Obama. Creo que tanto Estados Unidos como el resto del mundo
estaban mucho mejor hace ocho años, antes de que asumiera el mandato
correspondiente, que en este momento de tanta confusión y guerras asimétricas.
Pero el sistema funciona y este año habrá elecciones para elegir, entre otras
cosas al próximo presidente.
Apasiona seguir el proceso de ambos partidos para escoger su
candidato. El pasado jueves fue proclamado oficialmente Donald Trump. Fue la
conclusión de una larga contienda entre 16 aspirantes con infinidad de debates
controversiales entre ellos. Confieso mi simpatía por el Partido Republicano y
las dudas con relación a quien resultó ser su abanderado. Con muy pocas
reservas, las dudas han sido despejadas progresivamente y, para el día de hoy a
esta hora, pareciera ser el próximo presidente.
Pero las elecciones son en noviembre y el Partido Demócrata
“también juega”. Esta semana será su Convención y posiblemente sea proclamada
por unanimidad la señora Clinton. Estamos a las puertas de una campaña dura,
cerrada, de resultados inciertos, pero definitorios para el destino inmediato
de Estados Unidos. No todos los principios que animan las candidaturas son
iguales. Tampoco las trayectorias existenciales de ambos. Todo, absolutamente
todo, será puesto sobre la mesa y triunfará quien logre conectarse con el
corazón del estadounidense medio, más allá de lo estrictamente cerebral propio
del calculado juego político electoral.
Gana quien gane no será una tragedia. Lo que decíamos al
principio tiene plena vigencia. Se trata de un sistema que funciona regido por
los principios fundamentales de la vida en democracia y libertad. Nada de eso
podrá modificarse.
Viernes, 22 de julio de 2016
@osalpaz
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