VENEZUELA A LA DERIVA
Oswaldo Álvarez Paz
EL NACIONAL
Venezuela es una auténtica nave a la deriva. No importa que
el timón esté en manos de Nicolás Maduro o del general Padrino López. Cada uno
tiene sus propias circunstancias y características, pero actúan en el mismo
barco y se supone que comparten secretos y objetivos. Quizás sea exagerado,
pero son la misma cosa, aunque podamos verla y sentirla desde distintas
perspectivas.
Lo cierto es que no hay democracia en Venezuela. Por esto
tenemos que responder tanto civiles como militares. Ambos sectores hemos estado
actuando muy por debajo de las exigencias constitucionales y legales que
deberían regir a la nación. Pero desgraciadamente no ha sido así. En ambos
sectores hay cómplices de esta increíble muestra de ineficiencia y corrupción.
También, es justo decirlo, en ambos sectores hay probados demócratas, honestos
y eficientes. Quizás llegó la hora de fomentar un amplio frente cívico-militar
en defensa de la perdida institucionalidad democrática. Para recuperarla, para
devolver su dignidad a la institucionalidad, para restituir una legalidad capaz
de ordenar la vida de la República y darle a los ciudadanos el oxígeno
necesario para vivir y defender lo suyo. Si queremos alcanzar estos objetivos
tenemos la obligación de trabajar para ello. Las diferencias en el campo civil
tienen que desaparecer para alcanzar a corto plazo una unidad auténtica. Puede
ser perfectamente, dinámica y diferenciada. En el mundo militar el asunto tiene
matices diferentes. Ellos tienen muchas más limitaciones que nosotros por
razones vinculadas a su formación básica, pero es indispensable su concurso a
los efectos del cambio. Ellos dirán la última palabra. Ojalá no tengan que
decir también la primera.
Vemos con preocupación cómo pasan los días y con ellos la
posibilidad de que el revocatorio se realice este año. Se sobrepone a este
propósito de cambio el llamado a un bendito diálogo aún no concretado, pero que
exige claridad y transparencia a toda prueba.
Exigimos urgentes aclaratorias sobre las actuación abiertas,
encubiertas, discretas y hasta secretas de algunos dirigentes de la MUD y sus
contactos con representantes del gobierno y con los enviados de UNASUR. Hay
confusión y comentarios que, justos o injustos, están empañando la credibilidad
de los protagonistas.
Mi buen amigo Luis Betancourt Oteyza, recordaría que la
unidad no puede nunca confundirse con la complicidad. Puede ser dinámica y
diferenciada, pero nunca contraria a los principios y valores que nos mantienen
activos en la lucha. La nación merece una explicación a fondo. Hasta en las
declaraciones más simples se nota la confusión existente por las alturas de la
oposición. Por favor, no añadan más escepticismo a la lucha por el cambio.
Domingo, 17 de julio de 2016
@osalpaz
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