DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
PELIGROSA INCERTIDUMBRE
Esta cuarentena se convierte en una rara experiencia
existencial. Nunca me ha costado tanto escribir como en este domingo. Quizás el
exceso de reflexión sobre el pasado, presente y eventual futuro del país nos
llena la cabeza de muchas cosas al mismo tiempo. No es fácil ponerlas en orden
cuando la incertidumbre penetra progresivamente en la mente. Ese sentimiento va
y viene, aparece, desaparece y pronto reaparece haciendo difícil la visión integral
de cuanto sucede.
Este es un pueblo pacífico y bueno, pero la historia está
llena de coyunturas que han hecho explotar la violencia en contra de los
factores protagónicos y responsables de la tragedia cuando se apodera de la
vida común. Algunos focos aparecen en distintas zonas de Venezuela, producto de
la lucha que puede extenderse por la sobrevivencia de las personas naturales y
jurídicas, es decir, de las familias y las empresas, de la libertad de trabajo
en su sentido más amplio.
El recogimiento obligatorio proyecta una imagen de falsa paz.
Aunque no hay una “guerra” declarada, tampoco existe la serenidad indispensable
para que la vida transcurra con normalidad. Aquí puede pasar cualquier cosa,
más allá de lo que ya está pasando. Debemos estar preparados y dispuestos a
sumar todo lo que podamos a la tarea del cambio de régimen, indispensable para
salir adelante. Ha sido dicho que cuando el destino habla calla todas las demás
voces. Está sucediendo.
Nicolás Maduro y los más altos personeros del régimen, tienen
que entender la inutilidad de sus pretensiones continuistas. Lo ven y lo
sienten, pero no quieren aceptarlo. La incertidumbre con relación al futuro
inmediato también se apodera de ellos. Aferrarse al poder por todos los medios
a su alcance es la única respuesta que se les ocurre. Están cerrando todas las
posibilidades de una solución civilizada, por las buenas. Peor para ellos. El
caso de Maduro es patético. Con la nave hundiéndose, parece un náufrago
delirando bajo el calor del sol. Esa es la imagen que proyecta en sus abusivas
presentaciones en cadena. Enloqueció como el mismo Hugo Chávez de quien alguna
vez dijimos que llegó a creerse el disfraz de cada día. Maduro hoy ya no sabe
si es él o sus ropajes.
La construcción de la nueva Venezuela es perfectamente
posible en un relativo corto plazo. Pero necesitamos de la unidad bien
entendida, encabezada por hombres justos y honrados que, por el sólo hecho de
estar le den trascendencia histórica y seriedad a lo que está por hacerse.
Por parte de la oposición, en cualquiera de sus expresiones,
hay unas cuantas asignaturas pendientes relativas a la práctica política, a la
razón de ser y funcionamiento de los partidos y con relación a los fines mismos
de la democracia.
Lunes, 27 de abril de 2020
@osalpaz
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