En repetidas oportunidades hemos resaltado la falta de
solidaridad activa de instituciones y gobiernos de América Latina con quienes
sufren la dictadura de Venezuela y con los que luchan para alcanzar la
reconstrucción democrática de la nación. Debo decir que esta situación cambia
aceleradamente. Quizás se deba a la proximidad de las elecciones parlamentarias
del próximo 6 de diciembre y a la pública y escandalosa actividad ventajista e
ilegal del régimen para sembrar terror en la población y evitar una derrota
cantada.
Las autoridades electorales del país, controladas de manera
absoluta por el gobierno, rechaza en todos los tonos y circunstancias la
posibilidad de que estén presentes observadores internacionales, ni
representantes calificados de gobiernos u organizaciones públicas y privadas
que puedan dar fe de lo que va a suceder. Solo acepta “acompañantes” de Unasur
dirigidos por el cómplice Ernesto Samper, director general, y del ALBA,
esperando que la agotada chequera de los petrodólares genere sentimientos de
gratitud y apoyo. Se rechaza la presencia de observadores calificados,
verdaderos especialistas en lo electoral, de la ONU, de la OEA, de la Unión
Europea y de líderes políticos continentales y mundiales que han expresado su
deseo de estar presentes. La tensión interior crece, pero también la
solidaridad democrática de buena parte del mundo. Con ellas también crece el
optimismo. El cambio avanza indetenible.
La semana anterior se reunió en Madrid el Congreso del
Partido Popular Europeo. Al igual que el PP español, el evento manifestó su
solidaridad con la lucha democrática. Condenó las violaciones directas a la
libertad de expresión, el acoso a los medios, el atropello a periodistas y
contra dirigentes políticos ilegalmente detenidos, condenados u obligados a
salir del país por tener en peligro la vida, las propiedades y la familia.
Destacó el respaldo absoluto e incondicional dado a Miguel
Henrique Otero, presidente-editor del diario El Nacional, presente en el
Congreso y autor de la ponencia “La democracia en el siglo XXI para América
Latina”. El Nacional, conjuntamente con el diario Tal Cual dirigido por Teodoro
Petkoff y La Patilla de Alberto Federico Ravell, son ejemplo vivo de la
represión y el atropello contra los medios y sus dueños, directores o
principales. Destacamos las actuaciones del senador español Dionisio García y
de los voceros del PP Europeo, Luis de Grandes y Daniel Serrano.
Mientras tanto, los voceros del régimen afirman que “no
entregarán la revolución”, que ganarán “como sea” y si no lo logran el futuro
será de “masacre y muerte”, en palabras textuales del señor Nicolás Maduro.
Están derrotados y lo saben. Nada podrá detener la voluntad de una nación
dispuesta a darlo todo por la libertad y la democracia.
@osalpaz
Viernes, 23 de octubre de 2015
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