Escribo bajo la tremenda impresión de los atentados
terroristas de París, con su secuela de muertos, heridos y la incertidumbre del
porvenir inmediato para el mundo entero. Especialmente para una Europa
presionada por la millonaria ola de refugiados que tocan a sus puertas y la
amenaza cierta de nuevas acciones fatales.
También lo hago afectado por la prisión de dos venezolanos
filialmente cercanos al más alto gobierno. Las noticias vinculadas y las
circunstancias que empiezan a ser del dominio público, ratifican nuestra
convicción sobre la catadura ética y moral de eso que llaman el alto gobierno
cívico-militar de la revolución. Creo que nadie se atrevería dudar de la
presencia en Venezuela de los tentáculos del narcotráfico con su mezcla de
terrorismo, lavado de dinero, uso y abuso del poder todo registrado en los
organismos de investigación de los centros públicos y privados más importantes
del mundo.
Como si todo esto fuera poco, impacta nuestro ánimo el
ridículo del señor Maduro en sus últimas actuaciones internacionales. En una
palabra, convertido en mendigo abandonado por quienes fueron socios solidarios de Venezuela durante muchos años.
Increíble pero cierto el acelerado camino de la riqueza a la miseria que el
país transita en manos de quien tiene la responsabilidad de su conducción.
Sin embargo, para no continuar en este inventario de la
destrucción nacional, cada día nos acercamos más al 6 de diciembre. Todo indica
que los sectores democráticos obtendrán una gran victoria. El régimen sentirá
el enorme rechazo de un país harto, fatigado y empeñado en un cambio lo más
rápido posible. Esto no significa que el 6D termine el problema. Ni siquiera
que la votación opositora se traduzca en la mayoría calificada para acelerarlo
al máximo. Pero será el primer gran paso para la restauración de la democracia
y la vida en libertad. Si se le ocurre a las cabezas del régimen darle un palo
a la lámpara, es decir, arrebatar a lo Jalisco, peor para ellos. Estamos
preparados para enfrentarlos en todos los terrenos. Las especulaciones sobran,
pero hay gran expectativa en el mundo sobre el desenlace de esta confrontación
que se acerca a su final.
Finalmente confieso que escribir estas líneas me ha costado
mucho. La semana ha sido terrible por la pérdida de entrañables amigos de toda
la vida. Algunos hasta maestros y ejemplo, otros hermanos solidarios en las
buenas y sobre todo en las malas. Un recuerdo lleno de gratitud para Enrique
Tejera París, Henry Lord Boulton y en Maracaibo, donde me encuentro, para
Alejandro Méndez Caldera compañero de la vida entera.
@osalpaz
Lunes, 16 de noviembre de 2015
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