DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
TÁCHIRA, VANGUARDIA DEL CAMBIO
Tenía algo más de un año sin ir a San Cristóbal. Ni siquiera
pude presenciar alguna de las corridas tradicionales de San Sebastián.
Finalmente estuve cuatro días de la semana pasada por esa querida tierra, llena
de historia de todos los tiempos y colores. Visitando viejos y nuevos amigos,
conversando a fondo sobre la situación nacional y, por supuesto, sobre los
delicados problemas que el Estado atraviesa, agravados por el enorme disparate
de cerrar y mantener cerrada la frontera con Colombia. Una verdadera tragedia
utilizada como coartada para evadir la responsabilidad oficial por la falta de
todo, desde alimentos hasta medicinas pasando por la enorme inseguridad que se
siente. También, como consecuencia no buscada, para dejar al descubierto las
verdaderas y definitivas responsabilidades por el contrabando mayor, el de la
gasolina y el tráfico impune de sustancias ilegales prohibidas por las leyes de
ambos países. Todo en las narices de los uniformados que tienen la
responsabilidad básica en todo cuanto sucede en el territorio bajo su control
directo. No escapa a estas responsabilidades el también uniformadlo gobernador
Vielma Mora, cuya aceptación está en caída libre.
El régimen debería abrir plenamente las fronteras,
especialmente de Táchira y Zulia, sin olvidar a Apure. Lo de la gasolina y las
drogas quedaría bajo competencia de las fuerzas armadas, pero lo otro, me niego
a calificarlo como contrabando delictual. Se trata de un comercio informal que
existe desde tiempos inmemoriales. Ha sido factor importante en las relaciones
entre ambos países. Centenares de negocios que generan bienes, servicios y
trabajo alimentan la vida de uno y otro lado fronterizo. No le hace daño a
nadie y beneficia a millares de compatriotas de allá y de acá.
Hablo de compatriotas porque me considero un verdadero
bolivariano y no un farsante como los que publicitariamente se proclaman como
tales. Entiendo perfectamente las razones que desde ambas parte liquidaron el
sueño de Bolívar con relación a Colombia, pero nunca he dejado de pensar que
somos una misma nación aunque contenida en dos repúblicas diferentes.
Lejos de alentar las distancias y acentuar las diferencias,
Venezuela y Colombia deberíamos trabajar con seriedad en un tratado de libre
comercio. Podríamos empezar con una amplia zona franca en las zonas más activas
de la frontera común. Podríamos trabajar hasta en función de una futura unidad
monetaria y juntos enfrentar los problemas que padecemos. Somos complementarios
en todo. Pero debemos enterrar viejos y nuevos prejuicios y, sobre todo, la
hipocresía infinita de un gobierno al que le espera el basurero de la historia.
@osalpaz
Lunes, 29 de febrero de 2016
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