CUENTA REGRESIVA
Oswaldo Álvarez Paz
EXPRESO, Lima
No me gusta hacer pronósticos en materia política,
especialmente cuando las circunstancias son extremadamente delicadas. Pero sí
me atrevo a decir que el régimen dictatorial existente en Venezuela se desmorona
aceleradamente. Cada día es menor el respaldo de la nación y mayor la
indignación y rabia por la situación del país. Según todos los estudios serios
de opinión que hemos analizado, el respaldo a la dictadura no llega al 20% de
la población y el anhelo de cambio supera el 80%. Más allá de la fría lectura
de las cifras, es la percepción que se tiene en la calle. Todos, ricos y
pobres, lo que queda de clase media, empresarios y trabajadores, jóvenes y
viejos, hombres y mujeres, capitalinos e interioranos coinciden en que hay que
salir de la dictadura en el menor tiempo posible.
Como buenos demócratas los líderes de la oposición aspiran a
un cambio profundo en paz, sin violencia, con la fuerza de la nación expresada
de diversas maneras. Para ello se solicita la realización de un referendo
revocatorio en contra del señor Nicolás Maduro. Es una alternativa
constitucional que pone en manos del pueblo la decisión final sobre el destino
de la cabeza del régimen. Desde el alto gobierno cívico-militar, así lo bautizaron
hace tiempo, han saboteado activamente la posibilidad de que se realice este
año para evitar la realización de elecciones presidenciales inmediatas para
terminar el período constitucional. Sin embargo, hasta ahora no lo han logrado,
pero la tensión acumulada crece en progresión geométrica y aquí puede pasar
cualquier cosa. Debe quedar claro que el régimen tiene el monopolio absoluta de
la violencia física e institucional. Cualquier cosa que suceda en ese terreno
es de la responsabilidad exclusiva y excluyente del régimen.
El pasado jueves 1° de septiembre, más de un millón de
personas atendieron al llamado de la Mesa de Unidad Democrática, MUD, para una
manifestación sin precedentes bautizada como la “Toma de Caracas”. El gobierno utilizó la amenaza, allanamientos
y detenciones de dirigentes opositores. Maduro llegó al extremo de amenazar con
allanar la inmunidad parlamentaria de los diputados opositores y no ha parado
de ofender con groserías y palabras soeces al presidente de la Asamblea Nacional.
Nada le da resultado. El uso indebido de efectivos de la Guardia Nacional y de
la Policía Nacional Bolivariana ya no atemoriza a nadie. Mucho menos las
mentiras y calumnias acusando de golpistas a los líderes opositores. Pobre
hombre. No se da cuenta de la realidad. Se acabó.
Finalmente el continente y el mundo se solidarizan con los
demócratas y cierran filas contra la dictadura. Maduro debería renunciar antes
de ser revocado.
Viernes, 2 de septiembre de 2016
@osalpaz
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