DESDE EL PUENTE
Oswaldo Álvarez Paz
EL DRAMA FRONTERIZO
Tenemos casi cinco décadas oyendo la misma música, con letras
acomodaticias según las circunstancias, con relación a los problemas
fronterizos con Colombia. Mientras más medidas represivas ha tomado el régimen,
mayor ha sido la acumulación de esos problemas y la generación de frustración y
creciente resentimiento.
El problema es que estamos gobernados por farsantes que
pretenden esconder o disimular sus responsabilidades atribuyéndolas a una gente
buena y sana, principal víctima de los problemas que supuestamente pretende
corregir el régimen.
Desde el principio el gobierno tomó el control militar y
civil de la frontera con Colombia. Hubo un momento en el que Chávez llegó al
extremo de enviar tropas de combate por la zona de Táchira en una movilización
que dejó en ridículo tanto al gobierno que lo ordenó como a las propias fuerzas
armadas, bastante destartaladas y sin capacidad real de combate.
La frontera fue cerrada supuestamente para combatir el
contrabando, el narcotráfico, el terrorismo, a los paramilitares que operan en
la zona y paremos de contar. Fue hace un año. Todos los males se desarrollaron
en las narices de unas zonas militarizadas desde tiempo atrás que ahora, con la
frontera cerrada, iban a tener éxito en sus propósitos. Todo lo contrario. La
realidad se ha impuesto y se han abierto los correspondientes pasos de una
nación a otra, con requisitos burocráticos absurdos. Lejos de resolver, agravan
las dificultades.
Increíble como destruyen y se burlan del sueño bolivariano.
El Libertador debe revolcarse en la tumba cada vez que estos bárbaros hacen
algo en dirección contraria a su pensamiento. Cada día aumento el
convencimiento de que colombianos y venezolanos somos una misma nación contenida
en dos repúblicas distintas pero unidas por el idioma, la religión dominante y
la historia pasada y presente. En consecuencia la frontera debe estar siempre
abierta en las dos direcciones tratando de civilizar lo militarizado. Me atrevo
a proponer, una vez más, la creación de una zona de libre comercio en la
frontera como primer paso para una integración total de ambas naciones. Puede
extenderse a la educación y a la salud. Por supuesto, habría que precisar muy
bien los alcances y el contenido de cada cláusula, pero sería absurdo continuar
en lo que estamos.
Sería ocioso hacer el inventario de los señalamientos que
dentro y fuera del país se hacen al régimen. Desde la calificación de
narcoestado que señalan algunos hasta la violación abierta del ordenamiento
jurídico existente, especialmente en materia de derechos humanos y de
integración continental. El saboteo abierto y sistemático a la posibilidad del
revocatorio, obliga a impulsar serios planteamientos complementarios. La tesis
de una Constituyente originaria ocupa de nuevo el escenario.
Lunes, 15 de agosto de 2016
@osalpaz
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