A PUNTO DE ESTALLAR
Oswaldo Álvarez Paz
EXPRESO, Lima
La situación de Venezuela es grave y cada día se pone peor.
Tanto en lo interno como en lo internacional los conflictos toman
características dramáticas. Se respira un ambiente de odio irreconciliable e
irreversible, al menos por ahora. Nos aproximamos a una confrontación
definitiva de cuyo resultado dependerá la recuperación democrática o la
extensión de la dictadura por tiempo indefinido.
En lo internacional estamos pasando por la vergüenza
provocada por el régimen con relación a MERCOSUR. Una estructura netamente
mercantil y comercial han pretendido convertirla en otro instrumento político
al servicio del actual gobierno. Por supuesto provocando el rechazo de los
miembros fundadores y originarios de la institución. Las acciones del gobierno
han puesto en peligro su unidad y hasta su existencia. Hay hechos en pleno
desarrollo.
En lo interno la situación es insostenible. El hambre y la
ausencia de medicamentos básicos para la salud en general, el deterioro
hospitalario y de toda la planta pública del Estado, la inflación más alta del
mundo y la inseguridad de las personas y de los bienes, todo sumado a otras
realidades concretas, tienen a la nación a punto de explotar. Se pide a gritos
la renuncia de Nicolás Maduro como primer paso para el cambio de régimen. Desde
las alturas se responde con más represión y violencia física e institucional.
La gente no se atemoriza, sino todo lo contrario. Se indigna y manifiesta
disposición a profundizar la lucha hasta las últimas consecuencias.
La oposición democrática, luego del espectacular resultado de
las elecciones parlamentarias del pasado 6D-15, con el control de las dos
terceras partes de la Asamblea Nacional y con el objeto de implementar salidas constitucionales
y pacíficas a la crisis, planteó la realización de un referendo revocatorio
contra el señor Maduro. De realizarse este año sería destituido y tendrían que
convocarse elecciones presidenciales en un lapso de 30 días. De no ser así,
demorándolo hasta el año próximo, Maduro quedaría fuera, pero asumiría el
vicepresidente hasta terminar el período en 2019.
Todas las ramas del poder público, bajo control del
ejecutivo, trabajan para burlar la voluntad de más del 80% de los venezolanos
que quieren un cambio inmediato. El gobierno está jugando con fuego. Todos los
días asoma nuevos pasos en su estrategia para impedir que el pueblo se exprese.
Sin embargo, de una u otra forma el rechazo está a la vista. Si Maduro actuara con
sensatez y amor por su país renunciaría, abriendo la puerta para un cambio
inteligente capaz de aglutinar a todos los sectores.
Miércoles, 10 de agosto de 2016
@osalpaz
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