UN BUEN GOBIERNO
Oswaldo Álvarez Paz
EXPRESO, Lima
En artículo publicado poco antes de la segunda vuelta de las
elecciones presidenciales, dije que de ser peruano, votaría por Pedro Pablo
Kuczynski. Las encuestas no lo daban como ganador, pero la diferencia indicaba
un levante impresionante a su favor. La semana pasada prestó juramento como
Presidente del Perú. No la tiene fácil. Al contrario, la tarea será enorme.
Gobernar exitosamente a una nación rodeada de peligros internos y externos
requerirá de mucho coraje y conocimientos. Él tiene ambos y sin que conozcamos
aún detalles de sus políticas fundamentales, le damos un amplio voto de
confianza. Ojalá que todas se mantengan dentro de los principios fundamentales
de la vida en libertad y democracia. Estaremos atentos a cuanto suceda. Esta
experiencia puede ser de notable ayuda para otros países en camino de salir de
los trasnochados lineamientos del populismo inspirado en líneas socialistas
comunistoides y están batallando contra la probada ineficiencia y corrupción
que están a la vista.
Es poco lo que podemos sugerir, pero conociendo la difícil
problemática humana, personal y familiar, existente, me permito recordar que el
verdadero objetivo del gasto social tiene que ser eliminar la razón de su existencia.
Han fracasado ruidosamente quienes lo han convertido en la razón de ser
permanente de sus gobiernos. Caen en prácticas ineficientes para sacar al pobre
de su pobreza, convirtiéndolo en un mendigo dependiente de los favores o
donativos de regímenes que pretenden por esta vía, conservar el poder y el
favor popular.
PPK tiene, además, el enorme reto de gobernar con minoría
parlamentaria. El liderazgo estará sometido a una tremenda prueba de madurez y
capacidad para negociar y llegar a acuerdos que eviten una confrontación
permanente entre el ejecutivo y el legislativo. La responsabilidad de ambos es
intransferible. No deben olvidar que los problemas mayores surgen cuando el
estado de derecho se desdibuja y de violaciones puntuales termina por desaparecer.
Ratifico mi convicción de que la mejor política social que
puede existir es una economía que funcione sobre la base de la libertad, la
inversión privada y el respeto a las leyes naturales del mercado, instrumento
fundamental para generar riqueza al alcance de todos gracias a su racional
distribución.
En una economía sana nunca serán incompatibles el estado y el
mercado. Se necesitan y complementan. El mercado no puede interpretarse como
libertinaje. Debe estar sometido a leyes sabias y estables dictadas por el
estado, quien también debe someterse a esas normas que dicta. Tiene que quedar
proscrita la intervención arbitraria y caprichosa del estado en la economía.
Con PPK en la presidencia, crece la esperanza.
Sábado, 30 de julio de 2016
@osalpaz
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